
Y ya llegó la pausa.
Ya pasaron los maravillosos -ja,ja,ja,ja...- días navideños y de fin de año.
Por cosas del destino trabajo en una empresa que presta servicios a múltiples líneas aéreas. El aeropuerto y los aeropuertos se han convertido en mi segunda casa. He pasado años de mi vida en ellos por una u otra causa. Les comento algo y créanme. Cuando los pasajeros de Iberia -aunque viajen en otra línea aérea, para ellos todas son IBERIA- tienen algún problema, el aeropuerto se convierte en el peor de los infiernos.
Trato de quitarme los prejuicios, respiro profundo y me digo, mentalmente y casi en voz alta, como en oración: “No son tan malos, son ideas tuyas…”, después de media hora con un OM largo y respiración profunda. Odio tener la razón, me encanta equivocarme, pero con ellos, me quedo siempre corto. Todos tienen la rara costumbre de impresionarme.
Amigos, es increíble la cantidad de familiares muertos, que tiene la mayoría de los pasajeros españoles, cada vez que hay un puente o temporada alta. No sé por qué razón deben de ir, pues parece que el muerto no puede ser sepultado sin que ellos estén presentes. En la mayoría de los casos es la abuela gallega o, en su defecto, un tío de la madre manchega. Generalmente te llegan, rozagantes, cargados con cualquier cantidad de maletas, bolsos a última hora y/o ya cerrado el vuelo, al mostrador. Buscan un boleto lo más económico posible y/o con sus problemillas de último minuto. Por cierto, es imposible explicarles lo imposible que es meter su pequeñita maletita de 86 kilos, como equipaje de mano, en cabina -la ropa para el funeral, ya saben- y que deben pagar sobrepeso. Sencillamente no entienden, no te entienden y/o no lo quieren entender.
Y no hablemos de los retrasos o las anulaciones, en invierno suele suceder –niebla, nevadas-, pero no hay forma ni manera que te escuchen.
Te lloran, te ruegan, gimen, casi se te arrodillan o/y te miran con la carita de un cuadrito de Amedeo Modigliani lacrimoso. Pues, si no les encuentras, y YA!!!, una solución idónea, perfecta…, para ellos, somos nosotros los culpables y terminan gritándote por todo el aeropuerto, un magistral “Hijo de Puta!!!” o alguna de esas sutilezas que sólo ellos pueden decir con todas sus letras, además de esa terrible diarrea patológica que tienen, todos ellos, cagándose en todo y en todos.
Es inevitable. Me convierto en un asesino mental en serie y al final del día el pasillo de aeropuerto queda completamente sanguinolento lleno de vísceras, mantones, abanicos, bufandas de peñas futboleras, butifarras, tortillas y ducados.
El pasado 23 de diciembre (23-12-05!!!), 8:00 PM, frente al mostrado, teníamos una cola larga de pasajeros. LOT decidió no volar, el invierno ataca de nuevo, el avión no salió de Polonia y tuvimos 56 pasajeros –niños incluidos- con cualquier cantidad de conexiones. Qué diferencia! A pesar de las molestias del caso…, ni una queja, ni una mala cara. Esperaron pacientemente su turno, respetando el turno de cada cual.
Pero…, Señores usuarios de Iberia o Españoles todos, nosotros no tenemos la responsabilidad si Iberia decide, a último minuto, anular un vuelo. Pero no hay forma, ni manera.
He tenido pasajeros suizos, tailandeses, holandeses, alemanes, tamiles, indonesios, franceses, chinos, italianos, noruegos, suecos, japoneses, tanzanianos, kenianos (keniatas), latinos (brasileros, mexicanos, peruanos, bolivianos…), portugueses y un largísimo etcétera, pero los españoles son un caso.