domingo, diciembre 30, 2007

Y ya estamos en las últimos días del 2007.

Quién lo diría, hace casi un año llegó con su paquete de nuevos días, y ahora sólo quedan de él pocas horas.

A los que solemos hacer balance e inventarios, revisar, analizar y empaquetar nos pasaremos algunos instantes -tres segundos, a lo sumo- mirando hacia atrás, viendo los pros y los contras de estos 12 meses vividos. Las risas, las lágrimas, los tropiezos, las miradas, los silencios, las manos, las tantas cosas.

El 2007 ha sido un año extraño, en mi caso, un agobio de días con sus noches, horas, instantes. Malas noches, días de tormentas, disgustos, lágrimas –algunas cuantas- y muchas risas.

Días de abre y cierra maleta, de pasillos fríos en aeropuertos, de las maletas que no llegan, de pasajeros que no escuchan, ni leen, ni miran, ni observan. De pasajeros que se pierden, de retrasos, de ordenadores que no ordenan y computadores que no computan.

Del encontrar viejos amores, cuando un menos lo espera –la vida es así, no?-, que te regalan canciones de pasados futuros, de futuros pasados. De hipotéticos viajes a Kenia en busca del elefante perdido llenos de mil orillas y que se esfuman entre las nubes.

Maravillosos amigos invisibles -Arturo Uslar Pietri ataca de nuevo- que me llenan de flores, de críticas y, que en definitiva, me dan otra óptica de la misma realidad, realidad completamente cambiante y constante.

Amigos que tienen el mal gusto de irse al otro mundo, sin previo aviso ni protesto. Tremenda vaina me hiciste Aldemaro, tremenda vaina. Gente que llega y va como la canción de Maria Rita “Encontros e despedidas”, con esa voz prestada de su madre, que te quita el aire y hasta te deja correr libremente tus lágrimas por media ciudad. Cosas como “pero es que hay gente que no consigues olvidar jamás, no importa el tiempo que eso dure” y te quedas sin aliento.

Amores que llegan, con esa lluvia de miradas, millones de hojas amarillas danzando a tu alrededor, miradas profundísimas al otro lado de la copa, perfumes que te tocan el alma más allá de lo pudoroso, mientras juegas a la ruleta con lo que queda de la vida. Mientras tú dejas jirones de tu alma por las calles de la ciudad –patética imagen- con una sonrisa como sombrero.

Danzas nocturnas de sombra y luces, velas en los rincones, olor a nomeolvides, sonrisas de seda y pelos de gato.

Estrenos de anillos de oro, firmas de documentos para ser legales en un mundo ilegal.

Viajes a conocer personas, que hacen un reguero con tus sentimientos o te la ponen de cuadritos, abrir libros para luego cerrarlos y olvidarlos en alguna biblioteca. Copas a medio tomar y cualquier cantidad de historias por escribirse y no tener tiempo.

Ver que parte de mi mundo se pierde. La ópera, el teatro, el cine, la danza, la música. Escuchar a Luciano rodeado de gente común y tremendamente sencilla, quedarme sin Fernán Gómez y su voz de trueno, no llegar a mi cita con Maurice Béjart, llorar por dentro saliendo sin alma del Ballet en una tarde calurosa en La Habana, Marcel Marceau con su mundo de silencio y…, Aldemaro…, qué vaina contigo,

Chotis en Madrid, hablar con Carlota en su casa, sentir que el amor amor se vuelve amor amor, el vuelo de Gaviota, mi último cigarrillo –ya tengo un año sin fumar- y aprendemos que algunas manos ocultan puñales envueltos en tecnología de punta…

Saber que la amistad existe, que no es un uso que se gasta, que sus maravillosas flores adornan mis días, saber…, como dice Aquiles Nazoa, que alguien me ama. Que “éste pedazo de mierda con incrustaciones de diamantes que es la vida”, según Maruja Torres, me ha regalado momento irrepetibles, como son los atardeceres, las sonrisas de mi gente, la voz de mi madre, la mirada de mis hermanos, la palabra de mi Amada Emperatriz China, el amor de "Ave Migratoria", todas aquellas voces al otro lado del teléfono, las líneas que se me meten por mi pupila, las notas que me sorprenden, algunas que me hacen llorar de carcajadas, otras que son un puñal directo al alma.


A medianoche de la última noche del 2007, levantaré la copa por este año que se va, del cual aprendí mucho, le despediré como lo que es, un nuevo amigo, de esos que se te quedan en tu piel, en tus arrugas, en tu memoria. A medianoche, cuando comienza el nuevo año, levantaré mi copa y le daré la bienvenida a este 2008. Me entrego a él como un salto sin red, sin miedos, sin prebendas, con la cara limpia y mirada cara.

A eso les invito, amigos, a tomar al 2008 con todos sus días, sus noches, sus tardes, sus grandes y bajos momentos. Aprender de ellos, crecer en ellos, vivir en ellos. Además, recuerden, nadie sabe quiénes somos, de dónde venimos ni a dónde vamos. Eso no importa. Estamos aquí. Somos una centella que cruza el anchísimo pecho de la noche, de repente, y va de la oscuridad a otra oscuridad. Por qué no brillar mientras dure el brillo y ser estrella?

Y me despido con mi frase habitual. Todo lo mejor para ti, pues sólo tú sabes que es bueno para ti, lo que quieres de tu vida y eso es lo que te deseo, de algo debe servir ser Hechicero.



NOTA: Tengo un amigo que envió unos documentos a Venezuela, desde Suiza y..., tardaron unos 5 meses en llegar. Pues, aún existe alguna esperanza que mis lacónicas tarjetas navideñas les lleguen antes de Carnavales o/y con suerte para Semana Santa. Se les ruega acusar recibo…, así entramos en el libro de la cervecita negra.

martes, diciembre 04, 2007


Delia de los Robles, 60 años haciendo empanadas.

Después de la resaca del domingo pasado.

Yo pienso y creo que…, ahora debería ser un período para una honesta autocrítica en todos los venezolanos, a todo nivel, un verse en el espejo con el “qué hemos hecho mal, qué hemos hecho bien”.

Debería ser un período para darle oportunidad al dialogo, a la retroalimentación, a la meditación, a la revisión interna, espero no sea un período de luchas estériles, completamente epidérmicas, arrogantes y destructivas.

Espero tantas cosas…

Creo que todo puede ser posible, que las cosas pueden mejorar, que se puede llegar a lo más excelso. Para la construcción de cualquier cosa, primero debemos escuchar a la gente que conoce el terreno, escucharlos, confrontarlos, analizarlos, estudiar sus razones para luego decidir y, sobre todo, crecer.

Todo eso pienso que puede ser.

Claro recuerda, también, que soy un absurdo hechicero, completamente antiguo e irremediablemente ingenuo.

Todo lo mejor para ti.


PS: Sobre la foto, su nombre es Delia, Delia de los Robles, trabaja en la Isla de Margarita y lleva, en ello, 60 años. Ha levantado sus dos hijas -ambas profesionales universitarias-, al quedarse viuda muy joven, a punta de empanadas, frente a su casa.

Ya es abuela, bisabuela, tatarabuela y sigue trabajando: “Mijo es mi vicio y aún no estoy tan vieja pa’dejá trabajá”. Me dijo en su cantarina voz de diosa de sal, olas y nubes. No todo está perdido mientras existan tantas Delias, Marías, Pedros, Octavios…, que se levantan, todos los días, para crear un país.

Yo brindo por ellos.