jueves, octubre 27, 2005

Dentro de pocas horas salgo a la ciudad de las flores. Florencia!!!

Tengo una cita con Michelangelo y Leonardo desde hace algún tiempo, también buscaré las cenizas de Savonarola en la Piazza della Signoria, tocar el cielo y contar todos los colores que la tarde regala el Duomo de Brunelleschi.

Degustar un buen vino charlando un poco con los Medici en pleno. Volver locos a todos mis conos y bastoncitos con Donatello, Masaccio, Filippo Lippi, Domenico Ghirlandaio, Sandro Botticelli, Beato Angelico, Michelozzo, Giuliano da Sangallo y Benedetto da Maiano de Benedetto…
La patria de Dante, Petrarca, Boccacio
Darme una idea de la Florencia que conoció Giorgio Vasari…
Es un regalo que me debo!!!
Después a Rumania.
Cuestión de amor y sonrisas!!!

lunes, octubre 24, 2005

He estado de viaje en los últimos días por cuestiones de trabajo. Ya estoy mareado de tanto tren de ida y vuelta.
Anhelábamos tener unos días libres y, supuestamente, debía ser un fin de semana tranquilo y especial él que hoy termina. Y quedó en eso, en un largo, fastidioso “supuestamente”.
Bueno, realmente el fin de semana se me convirtió en una latosa, y mal producida, película drive-movie. Comenzó el viernes, 3 horas Ginebra-Zürich en tren, llegar y abordar, por otras 3 horas más, un auto, para perdernos en algún punto del mapa helvético.
La razón de la película?
Pues tenemos un amigo que cumple 50 años y le dio por celebrar su cumpleaños, cenando, en un pueblito perdido entre las montañas suizas -Zernez-. El auto, me imagino, salió de la mente retorcida de algún discípulo de Torquemada, era lo más parecido a una muestra médica. Completamente mínimo, nada ergonómico.
Me tocó ir detrás del piloto, el cumpleañero, en posición fetal. Miento, posición ginecológica y, entre mis piernas, la butaca del conductor. Me descubrí estoico…, algo bueno debía sacar de tal suplicio.
Suplicio?
Pues, él cumpleañero se parece a…
...Piensen en un Santa Claus, él más obeso que ustedes se puedan imaginar, vístanlo de amarillo clarito, pónganle la voz de unos 80 radios simultáneos (en distintas emisoras e idiomas) y auméntenle unos 20 kilos más.
Así es él, en los bajos fondos, mi pareja y yo, le llamamos “El Colibrí”. Todos nuestros amigos tienen sus respectivos sobrenombres y él es "El Colibrí” no le queda otra. Además, todo tiene su por qué en la vida.
Y yo detrás de él, en un interminable viaje, incrustado en el asiento trasero de una cáscara de nuez como auto.
Celestial.
Creo que he pecado muchísimo últimamente y ésta es mi penitencia…, aunque creo que hubiera sido mejor un cilicio u otro tipo de tormento de la Divina Inquisición. La hubiera aceptado completamente y en silencio.
Bueno, la cena fue toda una GRAN cena. Ríos de un increíble vino italiano -Grumello del 99-, Grappa y buena charla en 4 o 5 idiomas.
"No todo puede ser un suplicio…", pensé, tonto yo, pero el día siguiente el spa y el masaje se quedaron en planes, pues pasamos…, todo el día recorriendo cuanto pueblito existía…, en carro y sin pararnos.
Para hacerles el cuento corto, desde las 5:30 PM hasta la 01:30 AM de hoy domingo estuvimos metiditos en carro o/y en tren hasta llegar, por fin, a nuestra casa de Ginebra, en donde, supuestamente, teníamos que estar a las 8:00 PM de ayer noche.
Lo hermoso de todo esto?
Pues el paisaje.

















El paisaje estaba alucinante, como es de alucinante un día de otoño con buen tiempo. Allí estaban absolutamente todos, todos y cada uno de los matices que van desde el marrón más oscuro, a los verdes imposibles pasando a los amarillos de cuento. Todo esto, mientras estábamos escuchando piezas de música académica dirigida por Herbert von Barajan, pasando desde un Vivaldi hasta un Ravel. Para culminar, con toda la obra académica de George Gershwin, y sus “Preludes for Piano” interpretadas, un 8 de junio de 1928, por él mismo George Gershwin -uno de mis más bellos tesoros personales-.

Los "Preludes for Piano" de fueron producto de la francofilia de Gershwin. Esas breves piezas -Allegro, Andante, Allegro- siempre las he considerado como una sola obra. El movimiento central, de duración superior al total de los otros dos, es una melodía lenta, melancólica: un blue, nada más y nada menos, cumple la función de un Adagio!!! Los dos movimientos externos son breves exposiciones vivaces y rítmicas que enmarcan el Andante. En el Adagio hay sugerencias chopinianas y francesas -Debussy y hasta el mismo Satie, alternativamente-. Si bien es cierto, estas piezas han merecido numerosas transcripciones para orquesta, entre ellas, la de Schönberg, es para mí maravillosa. Pese a su brevedad, constituyen una de las obras más interesantes del que fue un gran virtuoso del piano y, siempre me he preguntado, el por qué Gershwin no se acercó más a menudo a la composición para el piano. Escucharlas, interpretadas por él, en un día de otoño, no se puede describir, tan sólo disfrutar.

En eso, mientras escuchaba a Gershwin y veía el paisaje, meditaba del cómo llegó a mi vida la música académica…, eso es tema para otro post.

Lo más increíble de todo, de este fin de semana, y que aún ahora estoy meditanto, fue la pregunta, a quema ropa, que me hizo Moia –una sueca amiga que hace una torta maravillosa y de un nombre totalmente impronunciable de su Suecia natal- en pleno desayuno del sábado: Por qué dejaste de pintar?

Y sobre todo, lo más inquietante fue, la mirada de mi pareja al otro lado de la mesa.

miércoles, octubre 12, 2005

"P&M"

Se conocieron como muchos nos hemos conocido, por ese raro azar que el destino se empeña en hacernos pasar como tontas fichas entre sus manos. Países diferentes, diferentes culturas, mentalidad diferente e idiomas diferentes. Nada les unía, nada era como para que ellos formaran algo.

Ambos tenían su vida, supuestamente, ya diseñada por ellos mismos. Tenían su cuota de amores y pasiones completas en ese juego de cartas llamada vida. Y allí estaban ellos, rara versión de “Los formales y el frío” del Benedetti entre playas tropicalísimas y altas montañas hasta más allá del horizonte.

Aquel día de corre-corre por los pasillos del aeropuerto, en busca del gate indicado, un total rollo de pasaportes, visas, pasajes y maletas en un país extraño. Buscando otro horizonte, otro para qué y que se encuentra justo cuando no pensamos encontrarlo.

Al otro lado le esperaba alguien que ni siquiera recordaba su nombre ni conocía su cara.

Y se vieron.

Y se encontraron.

Y cuatro mil azules anacondas danzando en cada una de sus pupilas. Lo cierto fue que se conocieron y la vida se hizo valse y joropo. Un eterno “3 por 4” y un “6 por 8” sincopado, en contrapunto perfecto.

No fue fácil el encuentro y los muchísimos desencuentros. Mucho por dejar, mucho por construir y el fulano miedo del “Y si no es?”

Poco a poco derrumbaron murallas chinas y de las otras, se revistieron de nuevas armaduras contra los corpiños del mundo.

Derribar vidas anteriores de poses y formas.

Cómo comenzó la cosa. Ni ellos sabían, de repente estaban allí, involucrándose cada vez más. Fue inevitable. Descubrieron cosas comunes, las mismas cicatrices, las mismas fracturas, la misma soledad.

__Qué bolas, después de viejos!...-se rieron.

Tiempo después la vida se les volvió bolero, ya nada importaba.


Caras conocidas, murmullos y voces que atacaban, sonrisas de frente y puñal por detrás, miradas impúdicas, carcajadas en sordina. Costó al principio perder amigos y amigas, pero al final se acostumbraron a su pequeño grupo de fieles amigos. Tiempo después, ésta pequeña corte se fue convirtiendo en una especie de monarquía variopinta con tentáculos en todas las esferas de la cuidad. Una familia artificial pero, en la mayoría de los casos, solidaria y tendente a lo escandaloso en fiestas patrias y carnavales. Una cofradía de amigos atalaya contra el mundo.

Las otras personas, a veces, eran las que ponían la piedra de tranca, los bemoles marcadísimos al final de temporada. Muchos de sus amigos tuvieron que colocarse lentes bifocales y otros les dieron la espalda. Afrontar el mundo, su taburete de poder, romper esquemas no eran tan fáciles después de todo.

Se volvieron ermitaños sociales, descubrieron otras cosas, una simbiosis de mundos por conocer y compartir. Comenzaron por relatarse historias, memorias y cuentas de sus respectivos años.

En la universidad, donde ambos trabajan, taimado susurro, escaleras arriba rumbo a estancias de colegas, escuelas, pasillos, bajaba en ascensores, levitaba en las escaleras, tomaba café o un batido de fresa, iba al baño sin distingo de sexo. El rumor subió paredes, reptó ventanas hasta llegar a las propias narices del rector, golpe institucional, mutis total y matizado por la Corte de Pájaros Negros. La cita bíblica del: “…quién tira la primera piedra” les salvó.

La tesis y la antitesis se volvió pastiche. Se reinan de sus malos chistes y sus buenos disfraces, era aprender a caminar de otra forma. Hacer planes y estrenar el nuevo valor de la palabra nosotros.

NOSOTROS!!!

Ambos tenían miedo, compartían una misma derrota matrimonial. Nada perfecto, ellos lo sabían, tener una doble vida, mantener una apariencia.

__Y cuando esta montaña rusa termine, qué piensas hacer.
__Eso no me preocupa, ya compré suficientes tickets.

Allí estaban ellos, nerviosísimos y sin saber que decir ni pensar. Frente a ellos un funcionario tan nervioso como ellos. A su alrededor amigos llorosos de alegría…

Tiempo después la noticia volvió a correr por media cuidad.

"El Pierre y El Manuel se casaron!!!" Horror de horrores. Fin de mundo.

...Y hubo miles de pétalos al salir de la alcaldía.

jueves, octubre 06, 2005

A todos nos ha pasado alguna vez


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Hace algún tiempo, en los jardines de la UCAB, alguien, muy especial y amado por mí, inventó y nos leyó el inicio de un cuento, por nuestros ojos corrían los últimos años de los 80. No teníamos ni idea del cómo terminaría el siglo y todo lo que ha venido con él.

La historia versaba sobre un antiguo hechicero, barroco, lleno de imágenes, muy por el estilo de Tolkien. En aquella época, en la Católica, era común ver correr Hadas y Elfos. También Duendes y muchos Espantos.

Lo cierto que la historia me encantó, y eso que no era más que la descripción del mago…

Al terminar, ella me preguntó, mirándome directamente a los ojos: “Sabes quién es el mago?”, ni idea, le respondí.

“Tú”, dijo ella. Tomando, seguidamente, sus cosas y perderse por las escaleras, rumbo a sus clases.

No hubo más palabras.

Cuándo cree mi e-mail, qué otro nombre podría colocar y adivina a quién iba destinado, aquel primer e-mail.

Es mi acto de amor hacia Ella, a mi fabulosa “Creadora de Hechizos” con dulces y melancólicas notas de un Fado.

Esa es la razón por la cual me hago llamar “Silmariat, el antiguo Hechicero”.

En mi vida común y silvestre la gente me llama…, Diego.

sábado, octubre 01, 2005

Y QUIÉN DIJO QUE QUEDARSE SOLO ES UNA PESADILLA?
ALGUNOS TIPS PARA HOMBRES QUE LES DEJÓ LA CUAIMA POR OTRO O POR OTRA (SE HAN VISTO CASOS); UNA NUEVA TERAPIA OCUPACIONAL, LOS PSIQUIATRAS Y PSICOLOGOS, A VECES, NUNCA SE EQUIVOCAN.

Nada de ir por la vida en una de “pobrecito yo”, ojos lagrimosos tipo conjuntivitis hemorrágica o dando lastima a cuanto amigos y amigas se encuentre. No. Dignidad ante todo. Entiendo, es comprensible, que los primeros días son terriblemente terribles; uno piensa que el mundo se volvió carne molida o que no tenemos futuro. Aunque sea difícil de comprender, tranquilo, “El sol sale mañana” dijo Hemingway pero ojo no termines como él. Créeme, si decides seguir los pasitos de Ernest, la cuaima no llorará ni se sentirá culpable. La verán, quizás, vestidita de negro en el camposanto y por dentro diciendo: “Pendejo!!!”, riéndose por lo bajito y la gente pensará: “Pobrecita…, todavía lo quería”. Y darle armas al enemigo es terrible, ni se te ocurra.

Así que allí te van algunos consejitos.

Quédate en la casa todo el tiempo que puedas y más todavía, total ella fue la que se fue, o no? El primer fin de semana es el primer paso. Comienza el día a punta de DVD, hay para todos los gustos. Americanadas de puro sudor, sangre y semen. Francesas de esas que de lentas pueden arruinar el mejor de los días, olvídalas, son de terror. Las de Almodóvar tampoco son recomendables, ya que verás todos y cada uno de los roles de tu cuaima particular y la cosa es superar el bajón. Una triple X funciona como vitamina para comenzar activo el día y es sanísima para ejercitar la imaginación y constatar que tu disfunción era solo mental. Aprovecha, y antes de ver alguna película, limpiar la TV. Pásale un relleno de cubrecama que succiona muchísimo más y mejor que una aspiradora.

Luego de horas y horas y horas de DVD –con sus respectivas pausas y rew, play, ff y poder observar cuadrito por cuadrito-, puedes leer un rato. Agarra primero algo suave. Una Playboy, Pent House o las páginas bursátiles, si lo tuyo es la reflexión. Si eres más exigente ubica una Hola, Cosmopolitan -es más que seguro que la cuaima dejo alguna por algún sitio- otra opción es leer a Quino o hasta la misma Maitena, aunque por los momentos nada bueno hacerlo (A Maitena), si tú opción son los comic, que no dejan mal a nadie. También funciona un buen libro. Ni se te ocurra uno de Isabel Allende te deprimirá lo suficiente como para despachar ipsofacto la lectura y pasar a otra actividad hogareña. No por malo, todo lo contrario. Los años y las penas femeninas usadas hasta el abuso de dicha escritora, la manera de evocar, te podrán tan pesado que no podrás ni voltear las hojas. Si lo tuyo son las temáticas existenciales o románticas nada mejor que mezclar la pelota, el balón y poesía. Encuentre alguna biografía de Bush, padre o hijos, da igual. Ahora nada mejor que Rico Mc Pato o quizás Asterix y Obelix si eres exquisito.

Luego de comer alguito. Un quesito crema con pan tierno y calientito, mucha fruta. Nada de complicaciones, recuerde que usted esta en rehabilitación. Es hora de ponerse al día con los video-juegos. Tome el control y comience a disparar hasta que supere en puntuación a todos los hijos de tus amigos, o de los tuyos si tienes, con gran diferencia. Mate a cuanto bicho, mounstricos, animalito o extraterrestre se le atraviese en el camino, suelte toda la rabia y la violencia contenida, no deje vivo a nadie. Después de 15 horas de tanta matazón no sentirás sino amor y comprensión por sus semejantes, incluso de la cuaima. Pero sólo un momento, esa bicha ni agua.

Otra alternativa. Pon música. Saca todos y cada uno de los CD de la cuaima y lánzalos por la ventana, seguro que encontrarás buen material para calentar el brazo. Compite, contigo mismo, a ver cuál llega más lejos. Las rancheras, ni tocarlas. Son el regalo ideal para amigos que no han superado lo que ya tú estás por superar.

Ya en forma, ve al bar y prepárate algo. Aquí te dejo algunas recomendaciones… En una coctelera coloca hielo, una copa de tequila, el jugo –zumo si eres de la península- de una naranja y un toquecito de algún almíbar. Puedes probar otro lleva; vino blanco, una copa, jugo de piña –a tú gusto-, ron blanco, una medida, jugo de limón, sólo un toque y azúcar al gusto. Colocas todos los ingredientes en una coctelera con hielo, menos el vino, agitas bien. Lo sirves en una copa e incorporas el vino. Prueba con otro, puede ser dos copas de vino tinto, un chorro de almíbar, una copa de coñac, media barra de canela, un chorrito de vainilla y tres clavos. Hazlo así. Calienta el vino con las especies sin dejar que hierva. Lo dejas reposar por 10 minutos. Lo cuelas y le pones el coñac. Luego me cuentas.

Luego de los tragos, come. Métete a Chef. Saca unos tomates rojos -igual que los labios de la que te conté-, córtalos menudamente, siente lo sanguinolento entre tus dedos, disfrútalo. Luego una cebolla grande, córtala finamente en julianas y si te da por llorar, no importa. Saca un bisteck. Corta pedacitos de pimentón y un par de ajos. Agrégale un toque de salsa inglesa, pimienta, comino y sal. Sofríelo todo y en plena cocción coloca la carne. Si te quedó los dedos el olorcito de los ajos o/y la cebolla, frota los dedos contra el acero inoxidable del lavandero y la peste desaparecerá. Si se te quema la carne, o el plato te queda como tú animo, no importa. Siempre hay una pizzería o un chino por teléfono que acuda a nuestra ayuda. A todos nosotros nos han pasado tragedias en las artes del fuego y la sazón. Si te cortas y no tienes curitas –la cuaima se las llevó, seguro!-, aprieta los bordes de la piel y échate un poco de pega Ega o cola blanca. Si se te quemó el sartén, ponlo de nuevo en la cocina, con un toque de agua, sal, vinagre y caliéntalo. Después sácalo y lávalo. Te quedará como nuevo.

Ya en domingo, no llames a tus amigos, eso es fatal. Haz algo divertido. Organiza tu ropero. Limpia y pule tus zapatos. Puedes hacerlo fácilmente con la parte de adentro de un cambur, después pásale un paño o una servilleta. Bota los pantalones que ya no te cierran. Sé realista, nunca volverás a la talla que tenías cuando naciste. Ponte a desmanchar las camisas. Luego plánchalas, es toda una experiencia. Un buen truco es pasarle un bombillo tibio por las arrugas más rebeldes. Le quedaran tipo Pinochet, derechitas.

Como nadie se va a burlar de ti, métete a Metrosexual, hazte una limpieza de cutis. Ábrete los poros. Ve a la cocina y toma la olla más grande que tenía la cuaima, ponle agua y sal. Ponla a hervir. Demuéstrate que eres macho, muy macho. Coloca la olla, con el agua caliente, en la mesa del comedor y con una toalla grande construye una carpita y tu cara dentro a unos 20 centímetros del agua. Sufrirás, sudarás como loco pero vale la pena. Luego del suplicio, unos 10 o 20 minutos, sal corriendo al baño y lávate la cara de 3 a 4 veces con jabón neutro y agua helada. Vuelve a la cocina y toma unos cubitos de hielo, pásalo por la cara, para cerrar los poros y después ponte una cremita fría. Luego sentirás que la tienes como un cristal de suave y limpia.

Otra forma es hacerte un peeling natural. Embadúrnate la cara de yogurt, déjatelo secar y después juega con tus dedos, previamente limpios, y pásatelos por la cara con movimientos hacia arriba sobre una servilleta y luego te la lavas. La sentirás fresquita.

También puedes hacerte un baño de crema al cabello. Cortarte y limarte las uñas de las manos y de los pies o darte cualquier otro mimo que por tiempo o por vergüenza no te atrevías a realizar. Si la cuaima tenía uno de esos masajeadotes ultramodernos, prepárate para una terapia antiestrés. Date un buen baño de Rey y comienza el automasaje. Al salir del baño puedes limpiar el horno, desmanchar el piso o hacer cualquier otra cosa súper divertida. No hagas como la cuaima que siempre se quejaba, disfrútalo como nadie.
Por cierto, si tienes una melena tipo León de circo, no hay problema, pero si no, CÓRTATE los terribles pelitos de las orejas. No sé por qué maligna casualidad, dichos pelitos son directamente proporcional a la Freud –calva- que uno pueda tener, eso de ir por la vida con un Amazona en cada pabellón auricular, cómo que no, verdad? Eso cuenta también con las lianas que sobresalen de las fosas nasales.


Llegó la hora en pensar en tu mejor amigo: El carro, tu auto, tu coche. Es tu caballo, tu mundo y prolongación. Pon buena música, unas cuantas cervecitas y manos a la obra. Púlelo y si tiene rayones, agarra un creyón de cera del color del auto y píntalo. Después pásale un paño suave para alisarlo. Una buena idea para cubrir raspones u óxido, si tu carro es blanco, es utilizar tipex.

Si la cuaima se llevó el carro, no importa. Cómprate unas plantas y si ya las tienes, toma tus herramientas y somete a las pobres a un tratamiento regenerativo. Pódalas, corta las hojas muertas, remuévele la tierra, colócale alguna vitamina y báñalas. Cuidado con las pastillas. Si las pones directamente en la tierra y en gran cantidad matarías a las pobres y eso no es la idea. Disuelve en agua dos o tres, dependiendo del tamaño y listo. Si tienes jardín y por estar de ecologista tienes un encontronazo con una avispa, frótate la herida con una pasta de bicarbonato de sodio y agua.

Son incontables las diversiones que tu hogar, leíste bien TU HOGAR, te ofrece. Pon un CD -de los que aun te quedaron- y juega un solitario, los puedes hacer con dominó, con palitos de fósforo o con monedas. También hay juegos de mesa que puedes hacerte pasar un rato increíble. Juega contra ti mismo y verás. Apuesta contra tu contrincante imaginario y para que te duela el bolsillo, lo que pierdas…, gástalo inmediatamente.

Si te aburres, el mayor placer viene a continuación. Arregla los desperfectos de la casa. Si las gavetas -cajones- no cierran bien, limpia las juntas y ponle cera para bujías. Si los pasadores están gastados, colócale masilla o instale una vara nueva de madera. Para que ruede mejor, ponle un pedazo de plástico, lávala con agua y jabón y ponle lubricante seco. Para destapar el desagüe necesitas una ventosa -y no la cuaima-, unas pinzas, una llave y un alambre. Llena de agua el lavandero, lavaplatos o lavamanos. Comienza a succionar con la ventosa. Si no te funciona, quita la tuerca del drenaje que está bajo el tubo, ponle un tobo. Mete el alambre hacia arriba, hacia el orificio del desagüe.

Siempre es tiempo para quitarte esos kilitos de más. Prepárate una mini rutina de ejercicios y cúmplelos. Desempolva el juego de pesas, haz dos o tres rutinas de 12 a 15 repeticiones. Haz sentadillas y repite de 10 a 12 veces. Haz abdominales. Coloca las manos ligeramente sobre la cabeza, dobla las rodillas y pon tus pies en una silla. Lleva tu hombro izquierdo hacia la rodilla derecha y luego a la inversa. Repítelo unas 50 veces. Divertido, no?

El ocio, dicen, es la madre de todos los vicios, pero la rutina, en este caso, es una maravilla. Y si por alguna estúpida razón te llega esa vaina rara que llamamos melancolía..., vuelve a comenzar con todo desde el principio. También puedes hacer tu propia "variaciones sobre el mismo tema", la vida continúa.

Si haces todo esto, ya ni siquiera te acordarás de la cuaima o, en el peor de los casos, puede suceder que ella regrese.

Créeme!!!