Tengo la gran suerte en
tener amigos que me hacen realidad mis sueños aun no soñados. Amigos que me
regalan sus mejores carcajadas, los que me dicen: “Hola Dieguito”, me subliman
y me hace ver que la vida es maravillosa.
Hoy, 21 de noviembre, de
hace un año que sin beberlo, sin buscarlo y ni soñarlo mostraba algunas de mis
fotografías en una exposición de fotos bajo el manto de los 500 años de la
fundación de La Habana y en la casa Simón Bolívar.
Todo comenzó un año antes,
el 09 de febrero del 2018, donde un proyecto personal de mi amiga Linda
D’Ambrosio que junto Kodiak Agüero, Renzo Pineda me diseñaron una exposición en
Madrid con el nombre de “Son de La Habana”. También tuvo, en la distancia, una
participación Alexis Trujillo desde Venezuela. Ellos todos junto con Fermín
Valladares, y arropado por mis amigos de Madrid, me regalaron miles de brillos
nuevos en mis ojos.
Pensé que todo quedaba
allí y mi eterna gratitud.
Pero…
Un día, en La Habana,
casi un año después, le comenté a Ileana Ríos sobre esa exposición y ella me
dijo: “Puedo ver el material” y se lo dejé como quién muestra, pero con mucho
pudor, sus medallas. Luego, y desde una distancia de unos 8000 kilómetros, ella
me dice: “Éste material está buenísimo para los 500 años de La Habana, estarías
interesado en mostrarlo” y con cara de asombro, sabiendo que era una quimera le
respondí, casi sin pensar, un “sí, por qué no?” y un pelota para mí.
Al volver a La Habana,
dos meses después, y con absoluto asombro de mi parte, ya tenía productora, una
increíble Niurka Avilés, y una curadora de cuento, Sandra García. Mi aporte, el
cual tuve claro desde el principio, era el nombre “Doña Coqueta”, así era como
yo llamaba a Carmen Victoria Pérez que antes tuvo el mal gusto de irse, unos
meses antes, dejándome huérfano de sus carcajadas.
Luego, de forma casi
mágica, llegaron al proyecto aportando su sapiencia Duvier Del Dago, Gabriel
Caballero y hasta una Mayra Licea que le hice recorrer, el día de la
exposición, media Habana con un machete en la mano.
La lista de gente amiga
es enorme: Ramsés, Julio, Carlos, Mario, Yani, Rey, Yasiel, todo el personal de
la Casa Simón Bolívar en la presencia de su director Álvaro Verdes -su cara a
la hora de cortar la cinta, fue, para mí, un regalo de la vida-, la gente de
Biky que hicieron el instante como de ellos. Gracias mil a todos mis amigos
músicos, actores, cantantes, productores que siempre están allí.
Lo dicho, tengo amigos
que hacen realidad los sueños que no he soñado. Ellos los fabrican, los
construyen, los preparan, los hacen realidad.
Aquel día leí un texto
que comenzaba así: “Algo bonito. La vida, no es nada, sin algo bonito”. Y lo
certifico.
Y concluí:
“Agradecimientos. Todos.
Y si he de nombrar a una persona. Esa eres tu Maruja. En ti se concentra todo
lo bello y hermoso que hay en La Habana. Si se hace una encuesta entre los
presentes, podría asegurar que todos te conocen o conocen a alguien que te
conoce. Tú eres “Mi sonrisa de La Habana” y en ti les doy las gracias a todos
mis amigos. Mis locos maravillosos. Gracias por estar, ser y existir, gracias
por perfumarnos la vida.”