martes, julio 21, 2020

Aquí pensando...

Es fatuo mantener en la vida la pose del perrito de carro. Me explico. Cuando niño, teníamos un vecino que era fanático de su autos y uno de ellos tuvo un perrito azul, como adorno, que mientras conducía movía la cabeza, única parte móvil, con un constante sí. La verdad que el efecto era hipnótico y la vida me ha enseñado que existen personas que tienen, lo que llaman algunos psicólogos, "el yo complaciente", siempre están con un sí constante aunque ello les sea perjudicial y nada sano para sus vidas. Ejemplos, miles.

Por formación y hasta por salud, no me gusta ni odiar y mucho menos maldecir. Ambas cosas son una soberana pérdidas de tiempo. Uno puede tener sus diferencias de criterio con alguien y hasta es sano pues nos da pie a pensar y redireccionar posiciones, actitudes. Soy libre de odiar o maldecir, por ejemplo, a mi vecina. Puedo pasar horas deseándole lo peorcito que se me pueda ocurrir, dejar que mi furia interna tome cuerpo, pasar una tarde maravillosa hiperventilando, mientras que ella, posiblemente, estará en la peluquería, haciéndose laZuñas, feliz de la vida, y ni se entera de mis bajas pasiones que ella hace nacer en mí.

Al final, quién decide cuál camino elegir, soy yo. Es mi potestad y mi libertad.

Otra palabra que no suelo usar en mi vocabulario, es la palabra culpa. No existe momento más dramático, con tintes de mala ópera, cuando te dicen o dices: "Eres el culpable de..." ya, de por sí, la cosa viene como con un largo solo de timbales "crescendo rinforzando", para terminar, cómo no, en un sonoro platillazo dejando al ejecutante con una soberbia tendinitis o dislocación de ambos hombros.

No uso la palabra culpable, y sus distintas variaciones, suelo utilizar la palabra responsabilidad, que es la misma vaina, pero suena más bonito. Ser responsable tiene otra resonancia interna, es verse al ombligo y preguntarse, qué fue lo que hice, por qué fue lo hice y, hasta cierto punto, deriva a un aprendizaje. Ser culpable o responsable de un divorcio, ser culpable o responsable de un caos, la cosa cambia y mucho.

Mi agobio patrio. Odiar, Maldecir. Me serviría de algo.

Ahora, cómo me encantaría escucharle al gobierno, o como quiera que ellos crean que son, un momento de responsabilidad. Escucharles decir "Somos responsables de..." Sería de ellos todo un detalle para intentar entender tan total desastre en todos los ámbitos y espero, con todas mis tripas, ver caer el telón de tan mala obra mal escrita y peor actuada, para colaborar con la reconstrucción de lo que debemos ser como país.

"Coño, hasta cuándo tanta idiotez!!!"

Sí, ya sé, soy un soñador, un come flores de los de antes de...

Bueno, "La empresa perdona un momento de locura", excelente obra de Rodolfo Santana, escrita en el año 1974. Luego fue película, un año después, dirigida por Mauricio Walerstein, con la actuación de Simón Díaz cuando, como dice mi Dulce Esperanza Márquez, "Todos vivíamos un socialismo romántico"