Aquí pensando...
Es
fatuo mantener en la vida la pose del perrito de carro. Me explico.
Cuando niño, teníamos un vecino que era fanático de su autos y uno de
ellos tuvo un perrito azul, como adorno, que mientras conducía movía la
cabeza, única parte móvil, con un constante sí. La verdad que el efecto
era hipnótico y la vida me ha enseñado que existen personas que tienen,
lo que llaman algunos psicólogos, "el yo complaciente", siempre están
con un sí constante aunque ello les sea perjudicial y nada sano para sus
vidas. Ejemplos, miles.
Por formación y hasta
por salud, no me gusta ni odiar y mucho menos maldecir. Ambas cosas son
una soberana pérdidas de tiempo. Uno puede tener sus diferencias de
criterio con alguien y hasta es sano pues nos da pie a pensar y
redireccionar posiciones, actitudes. Soy libre de odiar o maldecir, por
ejemplo, a mi vecina. Puedo pasar horas deseándole lo peorcito que se me
pueda ocurrir, dejar que mi furia interna tome cuerpo, pasar una tarde
maravillosa hiperventilando, mientras que ella, posiblemente, estará en
la peluquería, haciéndose laZuñas, feliz de la vida, y ni se entera de
mis bajas pasiones que ella hace nacer en mí.
Al final, quién decide cuál camino elegir, soy yo. Es mi potestad y mi libertad.
Otra
palabra que no suelo usar en mi vocabulario, es la palabra culpa. No
existe momento más dramático, con tintes de mala ópera, cuando te dicen o
dices: "Eres el culpable de..." ya, de por sí, la cosa viene como con
un largo solo de timbales "crescendo rinforzando", para terminar, cómo
no, en un sonoro platillazo dejando al ejecutante con una soberbia
tendinitis o dislocación de ambos hombros.
No
uso la palabra culpable, y sus distintas variaciones, suelo utilizar la
palabra responsabilidad, que es la misma vaina, pero suena más bonito.
Ser responsable tiene otra resonancia interna, es verse al ombligo y
preguntarse, qué fue lo que hice, por qué fue lo hice y, hasta cierto
punto, deriva a un aprendizaje. Ser culpable o responsable de un
divorcio, ser culpable o responsable de un caos, la cosa cambia y mucho.
Mi agobio patrio. Odiar, Maldecir. Me serviría de algo.
Ahora,
cómo me encantaría escucharle al gobierno, o como quiera que ellos
crean que son, un momento de responsabilidad. Escucharles decir "Somos
responsables de..." Sería de ellos todo un detalle para intentar
entender tan total desastre en todos los ámbitos y espero, con todas mis
tripas, ver caer el telón de tan mala obra mal escrita y peor
actuada, para colaborar con la reconstrucción de lo que debemos ser como
país.
"Coño, hasta cuándo tanta idiotez!!!"
Sí, ya sé, soy un soñador, un come flores de los de antes de...
Bueno,
"La empresa perdona un momento de locura", excelente obra de Rodolfo
Santana, escrita en el año 1974. Luego fue película, un año
después, dirigida por Mauricio Walerstein, con la actuación de Simón Díaz
cuando, como dice mi Dulce Esperanza Márquez, "Todos vivíamos un socialismo romántico"
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