Segunda entrega de 3.-

En mi niñez…, cosa que sucedió el siglo pasado, con todo lo que ello representa, la podría relacionar con mucha música. Basta escuchar algún tema, una estrofa de alguna canción conocida, el click viene sólo, y las escenas vuelven solitas. Sin parecer pedante, mi banda musical es de un amplio. Va de lo supremo a lo vulgar, con lo discrepantes que pueden ser las categorizaciones en nuestras vidas. Bueno, no soy nada original, todos tenemos nuestro propio soundtrack.

Ejemplos:

Evocar a Michael, el barbero italiano de la cuadra, recordar a su amada Italia mientras cantaba -muy desafinado él- un “Al di là”, mientras Nilda, toda ella cubierta de un dominguero de encajes y crinolinas, suspirar cantando por él, cada vez que lo veía pasar frente a su casa, su particularísimo “Non ho l’eta” y largas pestañas.

Es más, no hay italiano, en aquella época, que no cantara un:

“Volare, oh oh...
Cantare, ohohoho...
Nel blu dipinto di blu,
felice di stare lassù”

Sintiéndose un Domenico Modugno.

Luego vendría un jovencísimo Raphael con su “Yo soy aquel” a sembrar, en media cuadra, de pensamientos pecaminosos a las pavitas, y no tan pavitas, de entonces. Escuchar, por ejemplo, a un Paul Mauriat de su versión de “El amor es azul” hace que más de uno vuelva a sus primeros años.

Un “Marionetas sobre la cuerda”…

“Ay, si me quisieras
lo mismo que yo
pero somos marionetas
bailando sin fin
en las cuerdas del amor”

Particularmente, me lleva a una producción de CVTV, de payasos en toboganes, con la voz de una jovencísima Rudy Hernández -o era en un Renny Presenta en RCTV?-, todo a blanco y negro. Mientras un 1968 caminaba por las calles.

Y saltando un poco. Un descafeinado -cuándo no- Julio Iglesias con su "Gwendolyne". Quién no recuerda “Eres Tú” de Mocedades o quién me puede explicar los años 70, y parte de los 80, sin Abba. Los niños traumatizados escuchando a Peret en las fiestas de los “Españoles y Canarios, contar con…”, un agobio, un largo etcétera.

Qué me dio hoy?

Sencillamente que es la noche final del Eurovisión. Viendo los 36 videos, los 48 CDs -sin contar los de acetato- y los 2 libros de mi “Ave Migratoria”, nunca sospeché, que un Festival de canciones europeo, estuviera, entre su historia, parte de la mía.

Así que me toca escribir un capítulo más y sentarme a verlo -desde que conozco a mi “Ave Migratoria”, no tengo alternativa-, hacer análisis de política internacional –Europea, en este caso, lo cual no deja de ser interesante-, mientras lo veo, y darle ánimos, es lo más importante, a mi “Ave” pues Suiza no clasificó el jueves pasado.

Todo lo mejor para Ustedes.