martes, febrero 13, 2007


Ellos 1

Corría ya medio febrero del año 1990, aún vivía en Venezuela. En aquel tiempo, yo tenía la costumbre en ver, al mediodía, “Lo que pasa en el mundo”, en él un Nelson Bocaranda narraba las noticias con su poco ortodoxa forma de hacerlo. Lo cierto que ese día comentó y enseño el periódico El País y su revista dominical.

Maya Plisetskaya

En la portada aparecía Maya Plisetskaya, una de las Santas de mi Santoral, y un amplio reportaje de las viejas glorias del Ballet mundial. No tuve dudas, decidí que esa revista debería ser mía y salí en busca de ella. El problema era el dónde encontrarla en mi Valencia Venezuela. Caminé media ciudad hasta dar con El Majay, allí di con dicho periódico y la revista.

El cielo me colmó de bendiciones. No solo leí el artículo que me hablaba de la Plisetskaya, la Alonso, la Fonteyn, la Makarova y tantas otras. También tuve mi primer encuentro -brutal- con Maruja Torres, Rosa Montero, Manuel Vicent, Almudena Grandes y muchos que vinieron después. Encontré, además, numerosos artículos, hermosas fotografías… y sobre todo con Antonio Gala.

De Antonio Gala se ha escrito mucho. A mí, particularmente, me gusta más oírle que leerle, como orador no tiene desperdicio. Verán, tengo la mala manía en torturar a todos mis amigos, que viene a visitarme, con un video sobre la presentación de “Trece noches”, un libro que transcribe una serie de entrevistas realizadas por Jesús Quintero a Antonio Gala para Canal Sur Televisión allá por 1991 y 1992.

Jesús Quintero y Antonio Gala

Pues, en ese video, aparte de Jesús Quintero y Antonio Gala, son entrevistados, por Fernando Sánchez Dragó, en programa “Negro sobre blanco”. Ellos, tres maestros en eso de ejercitar el verbo, la ironía y la esgrima verbal. Debo estar loco o ser la reencarnación del Marques de Sade, pero mientras más veo ese video, más me gusta ya que adoro las tertulias, una nutritiva e inteligente charla, aquellas que pueden nacer después de un buen programa, de una película, de un concierto, de un..., de una…, interesante.

Ustedes se preguntarán: A qué viene todo esto? Pues, cada 14 de febrero suelo enviarles a mis amigos un artículo de Antonio Gala. Justo él que le leí, aquella primera vez, un 21 de febrero de 1990.

Hoy deseo y vuelvo a compartirlo, como el año pasado.


Todo lo mejor para Ustedes.


Día de los enamorados.

Kimt-abrazo

Decimos amor, y se nos llena la boca de mieles. O decimos amor y se nos llena de un amargo desdén.

Quizás malentendemos la palabra. El amor no es distinto de nosotros mismos; es una emanación nuestra, una urgente necesidad de descansar en algo o alguien. Vamos por una larga carretera y nos detenemos a pernoctar en un motel. En ocasiones pasaremos por él sólo una noche; en otras, continuaremos el camino acompañados. Pero la duración de la compañía no le transforma la esencia al sentimiento: ''Quizás hubiera descansado mejor sólo'', se dirá alguno. ''Quizás me equivoqué al elegir ese motel'', se dirá otro. Y, sin embargo, ya el descanso y la equivocación y el acompañamiento iban dentro de ellos. ¿Es cuestión de elegir, o sea, es cuestión de arriesgarse? No sé si elige el amor; pero en definitiva, lo que importa es el camino; cómo se haga es un asunto personal.

Lo que sí veo claro es que el amor más verdadero -verdaderos son todos, o ninguno, y espejismos son todos o ninguno- jamás consistirá en un foso que aísle; jamás será la reducción del universo al incomparable tamaño de unos ojos. Sería como usar unos prismáticos por el extremo inadecuado. El amor no empequeñece, amplía. Como las bolsas mágicas de los cuentos, no se consume por mucho que se saque de él. Hay que amar el mundo a través de quien se ama; hay que aspirar a mejorarlo porque quien se ama lo habita. El amor no es un tirachinas de goma que, si se estira, se dispara; es una forma de luz, en cuya sustancia está la irradiación.

Por eso me parece una risible antítesis hablar del día de los enamorados. Intentar reducir el mar a una jofaina de veinticuatro horas resulta sorprendente; como si se quisieran hacer juegos malabares con las estrellas de la Osa Mayor. Tal desacreditadora fecha se inventó por los vendedores de recuerdos. Pero el amor más verdadero no los necesita; está presente, iluminando todo igual que un faro: la noche y el motel y la intrincada carretera. Se inventó por decepcionados mercachifles para los resignados amadores; para los que están pendientes, con exclusión, uno de otro; para los que se contentan con un tonto egoísmo de mirarse recíprocamente en el espejo del otro; para los que rebajan el nosotros hasta el y yo, y el ancho mundo hasta un modesto confidente de dos asientos; para los que entienden que la atmósfera inagotable del amor es una miniatura en la que no hay lugar más que para una almohada compartida y un juego de café con dos tacitas. No me gustan los amantes que, en el banco del parque, se ensimisman, y se retraen de la primavera que los reclaman, o del otoño, y de los niños y de los militares sin graduación y del fotógrafo ambulante y de Dios Padre. No me gustan los que, por una parte, se recluyen en su blanda burbuja irrespirable, y por la otra, se apretujan en los grandes almacenes, también irrespirables, para asistir el día de los enamorados (¿es que ni ellos mismos saben cuál es su día inconfundible?) a la falsa fiesta de un amor en promoción y oferta. No me gustan los amantes cuando dejan que el entusiasmo y el rapto, con que el amor los arrebató, concluyan en comprarse dos frascos de colonia, o un brillantico y un par de gemelos, o una lamentable medalla que ni siquiera dice el grupo de sus sangres respectivas.

Yo vengo de ese amor; no creo que vaya más a él. Por eso me permito hablar así. Sé que no se puede decir de esta agua no beberé; pero tampoco puede decirse de esta agua beberé. Yo, por lo pronto, ya he bebido. No sé si suficientemente; mi consuelo es que nadie bebe más agua que la necesaria para apagar su sed. De allí que antes dijera que el amor depende de nosotros: de nuestra capacidad de ingerir y empapar y filtrar el agua sus fuentes. No creo -repito- que vaya más hacia él: si me detengo en un motel de paso no será para descansar, sino para morir, si es que morir no es sólo descansar. Y, aunque se produjese el adorable y menudo prodigio, no habrá manos, ni ojos, ni alma, ni cuerpo que me absorban, que me consuman, que me aten. Puesto a beber, mi sed sería mayor, pienso que sería insaciable. Nadie va a convertirme en celebrante del día de los enamorados. No seré para nadie un guijarrillo sobado y amaestrado con el que ejercita la puntería, o al que distraídamente se le acaricia, o que se lanza para jugar al salto de rana sobre el mar, o se abandona a la intemperie para recogerlo al día siguiente, o se arroja a la cabeza de un contrario. Eso si que ya no.

Por supuesto, no me negaría en abordar con alguien un ilusionado proyecto común. Pero común de veras, en el que entraran todos, del que ninguno se escabullese. Porque la unión amorosa es una afirmación del otro en uno; no elimina ningún pronombre personal, al revés, los exalta: el y el yo y el nosotros y el vosotros, y la perfección de tal unión es que no excluya el ellos. Un proyecto amoroso, en esta breve noche -breve e interminable-, es un irreprimible impulso que no destiñe la individualidad de ser alguno, sino que la subraya; la de los dos emprendedores del impulso, desde luego, pero también la de los que cohabitan el mundo en torno a ellos. Sólo de tal amor puede afirmarse que sea el motor del universo. Pero temo que a esa idea, en el día de mediados de febrero que se dedica a los enamorados, no se le llame amor.

¿Será una coincidencia? Soñé anoche con quien, dentro de los tacaños márgenes habituales, más he amado. En el sueño, sus manos enmarcaban mi cara y no me permitían oír los rumores del mundo; sus abultados labios envolvían los míos y no me permitían expresarme; la ardiente proximidad de su rostro, tan bello, no me permitía ver más que él; toda mi piel era una mano abierta, que acariciaba y era acariciada; todo mi olfato no habría bastado para acoger el olor de su cuerpo de ávidos rincones: En el sueño no cruzamos palabras: viajábamos en silencio por los mutuos parajes conocidos: tersas laderas, florecientes colinas, sombríos valles... Anoche soñé con alguien que murió hace doce años. Y comprendí una vez más al despertar que aquel amor -inmortal- fue sólo un descansillo de la áspera escalera. Y que, después de él, seguí subiendo: más cansado de lo que llegué a él, pero seguí. Y seguiré subiendo mientras pueda, mientras quede escalera, haya o no descansillos. Hasta el final, donde es probable que se encuentre el amor, el verdaderamente verdadero, el que, a todo lo largo de la ardua escalera, no hicimos otra cosa que ensayar.

Publicado en la revista del Diario español EL PAÍS, el domingo 18 de febrero de 1990 / Número 671 Año XV. Segunda Época. pág. 78.




27 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Como siempre, un gracias enamorizcado.

miércoles, febrero 14, 2007 1:03:00 a. m.  
Blogger Câline said...

Yo me pasé todo el día asomándome a ver si habías actualizado, tanto que hasta volví atrás, al febrero del 2006 y releí tu post.
Qué gusto hechicero!
Un beso.

miércoles, febrero 14, 2007 2:17:00 a. m.  
Blogger Regina Falange said...

El amor..esa condena que nos has traído de manos de Gala, que es un condenado virtuoso también.

Me traes a Gala y a su condena, me tras esos versos que me sustraen:

"A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe
,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,
porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

¿Puede sentir un hechicero que se ha quedado sin habla una desterrada?

Gracias. Decir algo más estaría de más.

miércoles, febrero 14, 2007 4:55:00 a. m.  
Blogger J-oda said...

Gracias. Un grato regalo el tuyo.
Saludos venezolanos desde mi ahora.

miércoles, febrero 14, 2007 6:01:00 a. m.  
Blogger tumejoramig@ said...

Mi querido Sr. Silmariat. Que belleza de Post. Espero que a la edad de Gala, o más allá, todos sintamos que hemos sido más que protagonistas de un amor que se festeja cada día, cada hora, cada minuto, hasta en sueños que envuelven, acarician y hacen vivir viajes de eterno delirio y hermosa pasión, de un amor real, aunque ausente. Por ahora, prefiero pensar que existe un escalón más para llegar a la cima.
Es realmente hermoso. Que tengas un feliz día, semana, mes, año, decenio... retozando en ese escalón que tanto te llena.
Mil besos querido amigo.
Y todo lo mejor para ti también

miércoles, febrero 14, 2007 11:12:00 a. m.  
Blogger Terefer said...

Estoy totalmente de acuerdo en lo que escribes de Gala... me fascina cuando habla, me encanta oir su voz llena de inteligencia y fino humor. Hace pocos dias Quintero le volvió a entrevistar: magnificamente como siempre!, te remito a la pagína de Jesús por si quieres ver alguna de las fotografias de la entrevista.
Gracias por recordar también a Dragó que tiene su pequeño espacio en TeleMadrid, ya sabes, con sus críticas y su forma de entender la literatura; en fin, precioso post, en el que haces tú homenaje particular a tantos escritores españoles merecedores de mentes ávidas de lecturas sabias.
Miles de abrazos.

miércoles, febrero 14, 2007 1:15:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gala es un genio pero tanto a Jesús Quintero como a Sánchez Dragó no los puedo tragar.

miércoles, febrero 14, 2007 2:23:00 p. m.  
Blogger Waiting for Godot said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

miércoles, febrero 14, 2007 3:07:00 p. m.  
Blogger Wari said...

El Amor siempre se lleva algo...
El Amor siempre nos deja algo...
Viene y va...
Gracias por este bonito regalo.
Abrazos...

miércoles, febrero 14, 2007 4:12:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡¡¡qué bien que navegando he llegado hasta aquí!!! Hacía como mil meses que no venía y...qué bien ;-)
Hola Hechicero, después de tanto tiempo.

miércoles, febrero 14, 2007 5:29:00 p. m.  
Blogger Unknown said...

Feliz día del amor y la amistad Silmariat!! Lo mejor para usted!! Besitos! ^^

miércoles, febrero 14, 2007 7:25:00 p. m.  
Blogger Unknown said...

Recuero el texto desde el año pasado, jejejeje
Ya soy parte de tu historia y de tus amigos, y tu parte de la mía y de mis amigos...
Un año más hechicero querido!

Un abrazo!

jueves, febrero 15, 2007 9:03:00 p. m.  
Blogger EBE said...

hechicero querido..que hermoso es recordar; a veces!

viernes, febrero 16, 2007 3:38:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Definitivamente el amor es una forma de luz....
Gracias mi querido mago, por recordarme que sigo viva...
un abrazo inmenso
:)

viernes, febrero 16, 2007 9:29:00 p. m.  
Blogger La mae nairo said...

Como no enamorarse así?. Que bello articulo. Con razon su Emperatriz está así. Tiempo sin pasar por aca a dejarte un comentario pero siempre me llevaba en mi mente tus escritos.

Feliz dia del Amor y la Amistad.

Eunice... Para ellos Nairo.-

domingo, febrero 18, 2007 5:16:00 a. m.  
Blogger Cafecontorta said...

Amigazo, que lujo de post! Muy enriquecedora y sentida la visión de Gala. Pero también me gustaría leer la tuya. Tu, que has sabido mantener una relación estable por tanto tiempo, en un contexto ajeno (doble mérito) ¿que tienes que decirnos al respecto?
Gracias por este bello obsequio... pero sigues en deuda con tus lectores!

lunes, febrero 19, 2007 2:17:00 p. m.  
Blogger Nostalgia said...

He vuelto.
Y te deseo de corazón un Feliz Dia del Amor.
Porque ése es cada día de tu preciosa vida.
Besos ♥
p.d. Muy certero tu post.

martes, febrero 20, 2007 4:00:00 p. m.  
Blogger WebON said...

"Decimos amor, y se nos llena la boca de mieles. O decimos amor y se nos llena de un amargo desdén." Muy cierto.

Nada como el amor de adolescentes, es puro, sin malintenciones, ahora bien, cuando hay que viajar a otras latitudes hay que seguir el viejo proberbio que dice: Amor de lejos....gozamos los cuatro.

Interesante post y muy buen Blog. Gracias por visitarme.

miércoles, febrero 21, 2007 3:42:00 p. m.  
Blogger Jogreg said...

La vida sin amor es como "noche sin luna". Lo más triste es que uno puede llegar a acostumbrarse a no amar, y es como acostumbrarse a no vivir.
Un abrazote de oso.

jueves, febrero 22, 2007 6:44:00 p. m.  
Blogger rafico said...

Somos multidimensionales…. Somos no solo la carne y piel que nos cobija sino los hábitos y los gustos que nos hacen…. Sabes hay algo llamado neuronas espejo las cuales adoptamos de otros, creo hay en ti algo Antonio Gala ….

Un abrazo Diego y perdona mi mutismo.

sábado, febrero 24, 2007 2:59:00 p. m.  
Blogger El "Dulzor de Ostras" said...

Eso que llaman amor, amar y tantas cosas más.

Volví, Diego, volví.

lunes, febrero 26, 2007 12:04:00 a. m.  
Blogger El Coleccionista: said...

a seguir ensayando entonces.

muy buen texto, dice muchas verdades.

saludos silmariat.

miércoles, febrero 28, 2007 10:49:00 a. m.  
Blogger MentesSueltas said...

Pasaba a dejar un abrazo y decirte que estoy de regreso.

Mi mejor energía.

MentesSueltas

domingo, marzo 04, 2007 1:12:00 p. m.  
Blogger Unknown said...

Querido Silmariat gracias por tus saludos y las noticias de tu actual ubicación, mi trotamundos amado.

El post es magnífico en todas sus partes, tus observaciones marginales sobre la danza y algunos de sus primeros exponentes en el siglo que acabó y en el que recién comienza, tu atracción por Antonio Gala, etc. El artículo sobre el 14 de febrero está sensacional. Sin embargo debo decirte que no concuerdo en un punto crucial de su definión implícita del amor: "una urgente necesidad de descansar en algo o alguien". Mi marco conceptual es el budismo. En él, se hace distinción entre apego y amor. En el amor el énfasis está puesto en el otro, en el apego, en uno. Ver a los demás en función de nuestras necesidades es apego; procurar el bienestar de los demás, interesados en su felicidad, es amor. En fin, el tema da para mucho más. Imposibe de resumir en unas cuantas líneas. Un abrazo, besos. Namasté.

martes, marzo 06, 2007 3:15:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

enhorabuena por el blog y es genial

jueves, marzo 08, 2007 10:05:00 a. m.  
Blogger Azul... said...

A ver cómo te lo explico...

Iba postear un comentario en el blog de nuestro paisano, Miguel Pinto, y bajando el scroll para poner el comentario, me saltan las palabras "Bach" e "Ilusiones" (un libro que casi me se de memoria), luego vengo aquí y me encuentro con que también eres venezolano y también estás lejos de nuestro país... Luego leo este post y veo que haces referencias a libros y programas de tv que a mi también me gustan (Jesús Quintero aún tiene el programa, ahora en TVE y Gala vive en la misma ciudad que ahora alberga mi nostalgia, Córdoba)

En fin... si pudiera poner(nos) música de fondo, Fernando Delgadillo vendría al pelo...

"Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir..."

viernes, marzo 09, 2007 8:00:00 p. m.  
Blogger Azul... said...

...y eso que no dije que Klimt, Aldemaro Romero, los huevos fritos y el chocolate me matan...

(o=

viernes, marzo 09, 2007 8:14:00 p. m.  

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