No sé si es un defecto, una virtud o no sé cómo llamarlo, pero tengo la rara cualidad en ser tomado, por todos mis amigos o/y sólo conocidos, "sin aviso ni protesto"como confidente.
Parece que les doy la suficiente confianza como para desnudarse frente a mí, el contarme cosas que ni a ellos mismos son capaces de descubrir. La cosa me halaga y hasta, no lo niego, llena mi ego poniéndolo a 5.976.057.398.619.264.194 como mínimo.
También, lo confieso, la carga se me hace pesada; pues trato nunca acusar, juzgar o condenar a nadie y, a veces, se me hace trabajo de Sísifo. Me entero de cada cosa que, si soy indiscreto, podría destruir a mucha gente que respeto, estimo, quiero y amo. El ser fiel de una balanza cansa, sobre todo cuando –torpe yo- quiero lo mejor para cada uno de mis semejantes.
Por eso se me hace tremendamente difícil terminar una novela pues me descubro contando -ocultando nombres, fechas, situaciones, lugares- las historias que no son mías y no me parece honesto de mi parte.
“Lo que sucede -me dijo una vez mi querida Emperatriz China- es que eres una persona tan desinhibida y la gente te tiene confianza, pues sabe que eres una tumba con los secretos y nunca -palabra temible- dirás nada, ni comentarás nada, ni a ti mismo."
Bueno, consuelo de tontos.
Mi máxima es: “Es mejor que se diga, que lo sabes, que lo escuchaste, que lo viste a que se diga que TÚ lo dijiste”. No es fácil, pero es, en todo caso es mi mejor postura.
El problema, ocurre, cuando soy yo quien necesita verbalizar los míos, sacar a pasear a mis fantasmas, a mis miedos. Es terrible sentirse solo e ir por la vida hablando a las paredes.
A qué viene todo esto?
Anoche me acosté a medianoche, me desperté a eso de las 4:00 AM, deambule por el apartamento y luego me fui directo a mi escritorio a navegar por los blog.
En eso llegué al “El cuchitril de Morgana”, el blog de mi Imouto-san (Hermana pequeña en japonés) y, desde que lo leí, el temita me está dando vueltitas por la cabeza.
Su título “Infieles Erectus XX”, léanlo y, si pueden, respondan sus preguntas.
Pues, no me queda otra que seguir escuchándolos, oyéndoles, dando puntos de vistas, no darles directrices ni consejos –nadie los toma- y verles felices. Los dejo un poco más ligeros de equipaje y yo, siempre, aprendiendo de ellos. No me quejo, la vida ha sido tremendamente generosa conmigo y, en la vida, hay que ser agradecido. Me siento afortundado, sin ánimo en ser petulante, engreído y todas esas estúpideces. Los años me han enseñado a ser lo que soy.
Es parte de mi vida, es parte de “Silmariat, el antiguo hechicero”.
Parece que les doy la suficiente confianza como para desnudarse frente a mí, el contarme cosas que ni a ellos mismos son capaces de descubrir. La cosa me halaga y hasta, no lo niego, llena mi ego poniéndolo a 5.976.057.398.619.264.194 como mínimo.
También, lo confieso, la carga se me hace pesada; pues trato nunca acusar, juzgar o condenar a nadie y, a veces, se me hace trabajo de Sísifo. Me entero de cada cosa que, si soy indiscreto, podría destruir a mucha gente que respeto, estimo, quiero y amo. El ser fiel de una balanza cansa, sobre todo cuando –torpe yo- quiero lo mejor para cada uno de mis semejantes.
Por eso se me hace tremendamente difícil terminar una novela pues me descubro contando -ocultando nombres, fechas, situaciones, lugares- las historias que no son mías y no me parece honesto de mi parte.
“Lo que sucede -me dijo una vez mi querida Emperatriz China- es que eres una persona tan desinhibida y la gente te tiene confianza, pues sabe que eres una tumba con los secretos y nunca -palabra temible- dirás nada, ni comentarás nada, ni a ti mismo."
Bueno, consuelo de tontos.
Mi máxima es: “Es mejor que se diga, que lo sabes, que lo escuchaste, que lo viste a que se diga que TÚ lo dijiste”. No es fácil, pero es, en todo caso es mi mejor postura.
El problema, ocurre, cuando soy yo quien necesita verbalizar los míos, sacar a pasear a mis fantasmas, a mis miedos. Es terrible sentirse solo e ir por la vida hablando a las paredes.
A qué viene todo esto?
Anoche me acosté a medianoche, me desperté a eso de las 4:00 AM, deambule por el apartamento y luego me fui directo a mi escritorio a navegar por los blog.
En eso llegué al “El cuchitril de Morgana”, el blog de mi Imouto-san (Hermana pequeña en japonés) y, desde que lo leí, el temita me está dando vueltitas por la cabeza.
Su título “Infieles Erectus XX”, léanlo y, si pueden, respondan sus preguntas.
Pues, no me queda otra que seguir escuchándolos, oyéndoles, dando puntos de vistas, no darles directrices ni consejos –nadie los toma- y verles felices. Los dejo un poco más ligeros de equipaje y yo, siempre, aprendiendo de ellos. No me quejo, la vida ha sido tremendamente generosa conmigo y, en la vida, hay que ser agradecido. Me siento afortundado, sin ánimo en ser petulante, engreído y todas esas estúpideces. Los años me han enseñado a ser lo que soy.
Es parte de mi vida, es parte de “Silmariat, el antiguo hechicero”.
11 Comments:
.......
No puedo decir, faltando a la verdad, que te entendí. Por ello te devuelvo tus molestos
...
Jajaja.
Hay personas que por empatia, genes o que se yo, provocan ese grado de confianza.. Pero creo que personas como tu, se estan extinguiendo..Suerte que tienen tus amigos,
Querido Silmarian
Por alusiones (en otro blog) te agradezco que quieras que participe en tu blog, pero como muy bien diría mi admirado Groucho Marx: "Yo nunca pertenecería a un grupo que me admitiera como socio" ;OD
En cuanto a su comentario, le entiendo (mejor de lo que cree), ya que los confidentes debemos llevar el lastre del NUNCA (gran acierto en su apunte) se lo cuentes a nadie. Pero, le advierto, véalo por la parte de que ústed ha sido escogido de entre otros tantos para ser el depositario de las confidencias (y miserias) de sus allegados, eso es una especie de poder, que (según mi opinión) ha de agradecer.
Aunque también le advierto, un gran poder, connleva una gran responsabilidad
Mazinhet
Desde hoy me pasaré todos los días a leerte . Soy chandalero y te conozco a raíz de MAR
Un saludo
La Perra de Kenia
Como bien dice el señor Mazinhet, debe ser una gran responsabilidad, pero seguro que usted sabe responder bien!
De todos modos, si alguna vez quiere o siente que tiene que ser escuchado...aquí hay un oído amigo, para cuando quiera!
Un beso!!
Y no se me ponga celoso, que miedo le tengo a los hechiceros!
Me pasa algo similar, salvo en el el punto de preocuparme con mis congéres. Allá ellos. Pero, como no participo de los murmullos (cahuines) cuando alguien está "atorado" con algo y me encuentra en su camino, se desenrrolla, por que "tú no andas desparramando lo que escuchas". O bien hace cosas que no haría frente a otro. Resulta divertido, por que efectivamente yo podría joderles mucho la vida a alguna gente con lo que sé. Pero para eso están la Constitución y las Leyes, para regular los actos y dichos de los ciudadanos. Yo sólo me divierto y alimento el ego.
Saludos, y no te preocupes. Nosotros no podemos cambiar a nadie, las personas se pueden cambiar sólo a sí mismas.
Bonito escrito, e interesante el tema que plantea tu Imotu-san. Me gusta tú forma de ver por ella.
En cuanto a que las historias de los otros no son tuyas, no concuerdo contigo. Creo que las haces tuyas al escucharlas. Si las utilizas o no es otro cuento.
Amigo Haller:
Es, completamente, cierto: "quiero lo mejor para cada uno de mis semejantes", pero al mismo tiempo sé y debo respetar -no tengo protagonismo de Mesías- que cada quién tiene la completa libertad en hacer con su vida, por ejemplo, una ensalada de lechuga con queso de cabra y nueces por encima, en el mejor de los casos.
Sin ser para nada pedante, soy muy buen -sólo bueno, no excelente- cocinero y hasta hechicero.
Todo lo mejor para ti (Usted sabrá lo que es bueno para usted, espero!)
Un hombre que cocina y me habla de "usted"? Mmm...
Publicar un comentario
<< Home