"Termina diciembre, otra vuelta del trompo del tiempo"
Así se inicia una de las más
hermosas canciones de Henry Martínez, cosa nada rara, pues cada una de sus
canciones tiene un dejo maravilloso y algún día debemos cobrarle por usar
nuestros sentimientos y dejarlos pasmados, en rimas y melodías, mostrarnos esos
espejos que se convierten sus obras.
“Termina diciembre…”
Y volvemos a hacer un repaso de estos
365 días que hemos vivido, es esa particular montaña rusa que es la vida, en
aquel “Subida, bajada y brinco” como decía el poeta. El tiempo pasa rápido, nos
lleva en su torbellino y lo que pensamos que fue ayer resulta que han pasado,
mínimo, tres meses, o más.
“Parece que fue ayer” que estrenábamos
año con su montones de deseos, promesas, sueños, proyectos, planes. Algunos se
han cumplido, los muchos otros se vuelven a colocar en la misma lista de deseos
para el año 2019, en ello no somos nada originales.
El 2018 se lleva, entre sus
manos, tantas cosas y nos deja otras tantas. Algunos de nuestros compañeros de
viaje tuvieron el mal gusto en marcharse de nuestra fiesta, sin aviso ni
protesto, dejando una estela de variopintos sentimientos. Otros, afortunadamente,
llegan estrenando mirada, pasos con todo lo que ello significa.
Desde hace un tiempo decidí
disfrutar cada día y descubrir el maravillo prodigio que es vivirlo, aceptar
que la vida juega a los dados, que te presenta oropeles, tinglados, escenografía
varias y que en cuanto menos lo esperas se vuelven espejismos, humo y uno
quiere que les devuelvan la entrada.
También es cierto que ella está
llena de prodigios, de miradas cálidas, de sonrisas increíbles, de gente de
verdad, de personas que te abren un mundo inmenso de inmensa verdad, que te
hace sentir glorioso y que el tintineo de unas copas es mejor que estar quejándose
por la lluvia sin paraguas.
El 2018 me deja con mi bolsa
llena de parabienes, con mi ración de lágrimas completa, con mis manos cansadas
de tanto aplaudir pues hasta en las caídas uno debe esperar el levantón y es
entonces cuando la ovación es necesaria. Es saber que mis amigos estrenan
carcajadas, que después de tanto demonio corriendo por las venas la mirada se
hace limpia y degustamos, como nunca, el vuelo de un ave, del silencio de un
abuelo, de los dulces de una abuela, de la curiosidad de un niño pequeño y disfrutar
de los tercos que saben que siempre hay una nueva oportunidad.
La vida es un puñado de signos de
puntuación. Con sus comas, sus puntos suspensivos -tengo la costumbre colocar
una coma después de los puntos suspensivos y mis amigas estrenan temblor en los
labios-, con sus puntos y aparte, con sus dos puntos, con sus puntos terribles
finales y mis preferidos, los punto pelota que amigos pintan una margarita.
Hoy es 21 de diciembre y por aquí
se inicia Solsticio
de Invierno. Para los antiguos hechiceros es un momento mágico en que por un
instante todo lo que se pida puede darse, puede ofrecerse. En 1979, en un
colegio tipo Hogwarts de
columnas verdes, un ser maravilloso me enseño que mi nombre tiene las mágicas letras de
DAR y me jodió la vida -es contigo José Luis- y supe que un cordón de plata me
une a mis amigos. Con ellos les aprendo, les comprendo, les conozco,
les entiendo, les justifico. De ellos aprendo, con ellos me reinvento, con
ellos me conozco -tiene el terrible defecto de andar por la vida con espejos y pasa
lo que pasa cuando de sopetón me veo en ellos-, con ellos me entiendo y hasta
me justifico. Parte del encanto, supongo.
Volvamos, si no me pierdo, 21 de
diciembre, día mágico donde el sol inicia a conquistar las sombras, donde el desear
se hace ley. Pues, a desear.
Para el 2019 podría desearles
mucho, desde salud a lo que ustedes quieran. Pero solo les deseo una cosa
envuelta en otras tantas. Vivir. Vivir con sus cimas y simas, vivir con sus
lágrimas y sus carcajadas, vivir con sus bailes y pisadas, con todo y sus
experiencias. Vivir con sus glorias y sus derrotas. Les deseo vivir con letras
inmensas, con la copa llena de brillitos nuevos en la mirada, Miradas para
estrenar, en besos, en cosquillas y en los maravillosas abrazos que dan mis locas
amigas –Yo, esos abrazos los disfruto como nadie-. Les deseo cerrar heridas,
olvidar facturas, estrenar ganas, atreverse a dar el primer paso…
Yo me deseo sólo tenerles. Es un
espectáculo saberles saberles en mi vida.
Qué el Dios de mis abuelos les
bendiga, todo lo mejor y gracias por perfumarme la vida.
2 Comments:
Con esa antigua magia tuya...
Mucha buena vibra ahora, y siempre. Que Dios te acompañe. Un abrazo.
Publicar un comentario
<< Home