martes, agosto 16, 2016

Aquel 1990

Corría, con cierta elegancia, el año 1990. En febrero de ese año se había muerto, de muerte natural, ese raro bosquejo de pareja que yo, como buen terco tauro, me inventé crear. Fue vivir “100 años de completa soledad” mal escrito, con ocho cucharadas, soperas, de todas las novelas de Isabel Allende, versionadas por una Delia Fiallo borracha, peor actuada y aquella canción, de Lani Hall, como tema central.

“He cometido un gran error
enamorarme sin contar contigo.”

Esa canción era el patético leitmotiv de esa absurda malanovela. Luego, 20 años después, no sólo confirmé, lo malazo de ese bodrio. Cada vez que mi ex me llamaba al escuchar su voz, pensaba un largo  “Pero, ¡¡¡cómo pude!!!”. Si uno no se respeta, cómo demonios puede lograr que le amen y le respeten. Sonará a un soberano pase de factura. Nada más lejos de ello. Es parte de la vida que me tocó vivir. Lo que no es, nunca fue ni será, por más que deseemos que sea. Pero esa es otra historia, y recordarla, no es la idea.

Vuelvo al cuento bonito y la hermosa razón de lo que intento escribir. 

Estábamos en el año 1990. Lo cierto es que en los primeros meses de ese año media universidad -la UCAB- estaba enganchada mirando aquella pequeña maravilla llamada Vale Tudo. Profesores y alumnos salían corriendo para estar frente a la televisión a las 9 en punto. Por supuesto, también yo.

Me fue inevitable engancharme a la trama y, sobre todo, a la música. De todos los temas, hubo uno en especial, el de la cortina sonora de la relación de Alfonso y Solange. Su título "Faz Parte do Meu Show". Un tema que tiene la magia, y la llave, para hacerme llorar a mares, es como si mi alma saliera de mí y me dejara sin aliento. Puede convertir mi mente papilla y volverme a reconstruir al mismo tiempo.

La compañía, donde por ese entonces trabajaba, me dio un bono de unos largos 1000 dólares, una fortuna para aquella época y toda una sorpresa para mí. Me sentí millonario y dueño del mundo. En eso me encontré, al vuelo, con Orlando Aguilar -una de las voces más hermosas que han escuchado los pasillos de la Universidad de Carabobo-, a eso de las 5 de la tarde, por aquella Sabana Grande, de todos nuestros recuerdos, y debido a que él trabajaba en Etcétera Group, lugar donde se dobló Vale Tudo para Latinoamérica, le pregunté dónde podía encontrar el disco de Cazuza, y él, -bendito seas estés donde estés-, me dijo. “Allí debe haber uno o dos” y se perdió de vista. Él siempre fue así, un eterno “ahora me ves, ahora no”. Si lo ven…, me lo saludan, por favor.

 Dado que estaba frente a la tienda de disco, entré. Lo encontré. Y la gloria existe. Estrenando sonrisa y mirada me metí en las tripas de la estación “Plaza Venezuela”, personas salían, otras entraban, compré mi ticket y, frente a la máquina de la entrada a los andenes, con EL colón de gente tras de mí, me quedé, como en el limbo, por unos segundos. Me dije, y creo en voz alta: “¡Jueves!, Morella está allí…” y me devolví para caminar sobre mis pasos. Entré al bar con nombre gastronómico y de dieta mediterránea.

Morella, la de la sonrisa de Sally Bowles, la amiga y la cómplice de media vida, la que presenta gente, la que es y lo demás es lo demás, estaba allí, sentada en su trono del jueves por la tarde. "Y qué haces aquí…”, me dijo al verme, al verme. “Pensé que estabas aquí y pasé a ver si, de repente, te encontraba" respondí. “Pues…, me sorprendes. Hace unos minutos decidí venir. Por cierto, -y mirándome directamente a los ojos- ¿adivina quién va a venir hoy por aquí?”

Y la historia es larga de “Subida, bajada y brinco” como dice el poema. Me vi en sus ojos, volví a estrenar sueños y juntos, desde ese día, hemos construido un mundo: bueno, malo, terrible, raro, maravilloso, bonito, mágico, cómico, inmenso, pequeño, luminoso, curioso…, pero nuestro. Muy nuestro. Hoy hace 26 años que “Mi Ave Migratoria” y yo decidimos pintar el mundo con nuestras miradas y afrontarlo, construirlo, agarrados de mano. Es bonito saber que la vida te sonríe y es hermosa. Hoy les doy las gracias a todos los que, a lo largo de estos años, han estado allí para celebrar que la vida es un día y ese día es hoy. Y ese hoy es siempre.


Gracias.


Por favor, escuchen los primeros segundos de éste tema. Puede ser que me entiendan. Amigos les dejo al divino Cazuza

"Vago na lua deserta das pedras do Arpoador
Digo 'alo' ao inimigo
Encontro um abrigo no peito do meu traidor
Faz parte do meu show,
Faz parte do meu show, meu amor
Meu amor, meu amor, meu amor..."

PS: La primera versión era un absurdo total. Me dejé llevar por lo emotivo y lo cubrí de acentos, puntos suspensivos. Gracias, de nuevo, a mis ángeles -dos-, que me jalaron las orejas. Gracias amigas.