jueves, abril 24, 2014

GENTE


Gente que nos levanta, gente que nos aplasta, gente que nos sonríe, nos tiende la mano, nos muestra un horizonte inmenso. Gente que nos hiere, nos muestra sus dientes, levanta el puño, en alto, para luego, sin misericordia, rompernos los sueños. Gente que nos hiere y hace que las nubes lluevan ácido marchitando todas nuestras más hermosas flores.

Maravillosa gente que nos hace volar, nos pone en el escenario, -sin aviso ni protesto-, con miles de candentes  luces y allí estamos, todos nervios sin recordar lo que teníamos que decir. Maravillosa gente que en esos momentos nos da la espalda y nunca más las volvemos a ver. Respiramos profundo y gritamos un sonoro...

We'll have early morning madness
We'll have magic in the making
Yes, everything's as if we never said goodbye...

Gente que nos corta las alas, nos cierra todas las puertas botando las llaves, quemando nuestras ilusiones. Gente que se ríe de nuestras emociones y nos regala litros de la mejor amargura. Gente que se molesta con nosotros, pues decidimos, entre tanto agobio, dar un paso más, con la frente en alto, y saber, descubrir, que, bajo todo negativo pronóstico, podemos, que somos.

Gente que admiramos y nos rocía con su mejor perfume, nos decora la cara colocando bonitos sfumatos, que nos pinta los verdes de Cézanne, cuando menos lo esperamos, y nos pone a el soberbio Erit Satie cuando las lágrimas nublan todo.

Gente que de pronto nos deja la cara como un cuadrito de Juan Gris, la esperanza teñida de El Guernica, la mirada vacía de un Modigliani. Nos regala el morbo de un cuadro de Jesús Soto. Gente que nos deja el futuro como el primer daguerrotipo y los labios con la sal de las calles de Barcelona, a media tarde. Gente que hace banquete con nuestros proyectos, se almuerza nuestros planes y hace pegamento con nuestras risas. Gente que nos cobra lo que no le debemos en el momento menos indicado y nosotros, desnudos, estrenando realidad.

Gente que, debemos confesar, envidiamos, con toda nuestra alma. Que la vemos caminar, y la envidiamos. Que la vemos bostezar, y la envidiamos. Que nos habla, que nos cuenta, que crea, que nos embruja y caemos derretidos de pesada envidia. Gente que nos regala magnolias, caprichosas orquídeas, pétalos de rosas, gente que nos espina la vida o despétalizan todas nuestras horas y seca nuestras venas.

Gente fabulosa que quiso irse de nuestra vida, dejando memoria imborrable en nuestra piel, gente que nos secó la soledad, nos deja una inmensa insondable tristura en los dedos. Gente que nos nutre día a día y “nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza”.

Gente que te escupe -y no fue Metáfora, sinécdoque ni metonimia-, que te noquea, que te hace garabato todos y cada uno de los ideales, que no cree en ti, que te humilla, bueno y sabroso, gente que te manda al carajo, gente que te da un cheque en blanco y te dice, por lo bajito, pero con toda la fuerza del universo, tú puedes, un "yo creo en ti" y caen cadenas.

Gente que nos obsequia, así como así, y pone, entre nuestros intercostales, una candente daga, nos desuella vivos y luego nos tira en una maravillosa piscina llenita de frío vinagre. Gente que nos pone las velas, paga la orquesta y descubrimos que la vida es bonita, que es un espectáculo vivirla.

Gente que descubre y hace ver que la palabra DAR no es un simple verbo con interesante significados –donar, entregar, ofrecer, conceder, otorgar y sus infinitas variaciones sobre el mismo tema- si no la gran responsabilidad de DAR sin pedir nada a cambio. Gente que también nos demuestra que cuando el verbo DAR se pone reflexivo –darse, donarse, entregarse, ofrecerse, concederse, otorgarse y sus infinitas variaciones sobre el mismo tema- el trabajo de Sísifo es una tontería  Es ese salto al vacío, de noche y sin red.

Gente que te edifica castillos, ciudades enteras, que te levanta puentes. Gente con mayúsculas, gente que te es grato recordarla, soñarla, sentirlas. Esa gente que trasmite fantasías, mata dragones, libera princesas, libera globos multicolores, saca conejos de viejas chisteras para muchachitos de ojotes grandes y llenos de brillitos de estrenos.

Gente que despierta, de repente, nuestro asesino interno. Que al verla ejercitamos los crímenes más atroces, vemos corre la sangre por la ciudad, somos increíbles torturadores, castramos, masacramos, sacamos ojos, cortamos dedos, orejas, humillamos y en una simple respiración profunda les damos, según el caso, los buenos días o las buenas noches y san se acabó.

Gente que nos ha acompañado en incendios del alma, en naufragios varios, en desquiciantes inundaciones, en largas sequias, en pavorosos terremotos, en aventuras con nefastos fines, en los afines y las consecuentes reposiciones de lo mismo. Gente que no nos ha dado la espalda y nos golpea con la verdadera verdad de todas las verdades para responder todos los por qués de nuestros por qués y terminan lavando nuestros platos sucios y sacando el perro si hace falta.

Gente que está, que no está, que está siempre, que se nos perdió, que nos encuentra. Gente que increíble, como de cuento…, que no abre su amplia mano cálida y sentimos que entramos en un útero plácido y queremos quedarnos de por vida entre sus dedos. Gente que nos educa, que nos da la pauta, gente que no les hacemos caso y el golpe es de película.

Gente de carcajada eterna, como de carrusel de feria pobre, de esa que no necesita oropeles para ser de verdad. Gente que llena nuestros caminos con kilos de papelillos, kilómetros de serpentinas, carnaval constante, alucinante y reímos, reímos, reímos…, y hasta lloramos. Lloramos ese llanto de mantequilla  fresca, de algodón de azúcar...

Gente que nos asusta, que nos lame la piel y nos asusta. Que nos besa hasta la sombra y nos asusta. Gente que nos descoloca, sentimos frío en todas las vértebras, nos descalcifica los huesos, nuestros otolitos se vuelven locos, nos quedamos sin una gota de adrenalina, hiperventilamos y que daríamos otra media vida para volver a encontrarla, otra vez, otra vez.

Gente de "amor para toda la vida", aunque toda la vida signifique menos de un cuarto de segundo, medio beso seco, robar el brillo de las estrellas, peinar a la luna o/y contar las olas a media noche. Gente que nos hace estrenar los versos de Neruda en el desayuno, los de Benedetti debajo la ducha. A Camus lo mandamos al extranjero, a Proust le matamos a punta de magdalenas y nos sentimos tontos sólo por una mirada.

Y cómo olvidarme de la gente que descanta, que desafina, que no tiene ni idea de lo que es un 4/4, se pierde en el vibrato, totalmente elefantiásicos en sus pianississimo, en su vida han visto un bemol, que vive en un eterno y larguísimo calderon de emociones y se creen la inspiración de Verdi. Es esa gente que nos regala serenatas y nos sentimos grandes, inmensos, galácticos. O aquella gente que dejan pendejo a los pájaros del bosque, que con un rumor hacen llorar de emoción a la Arena de Verona, La Fenice, hacen volar miles de cisnes en Bayreuther y Wagner sonríe.

Gente que no mantiene un aceptable arabesque y se vuelve un ocho con los brisé de volé…, pero que nos hace sentir Fred Astaire y Ginger Rogers en salones de pulcro parquet o en Margot Fonteyn y Rudolf Nurejew en noche de estreno con mucho champagne y rosas rojas.

Gente que nos hace protagonista de su teatro, que nos lleva a su cine, que nos enseña, que nos malcría, que nos eleva, que nos hunde, que nos da oportunidades, que nos besa, que nos lleva, que nos marcha, que alimenta, que nos pisa…

Gente que nos da la oportunidad de colorear la vida de miles de tonos, que nos arrugan el alma, que nos deja sin aliento. Gente amiga, gente enemiga, gente falsa, gente destructiva, gente que toca, gente toxica, gente mala gente, gente que nos rompe los papeles, los cristales, gente que tira a tierra muros, gente que nos fabrica fronteras, gente que nos mata por dentro, gente que nos florece...

Gracias…, muchas gracias por estar en mi vida, por hacer de mí lo que soy.

I am what I am
I am my own special creation
So come take a look
Give me the hook or the ovation...

Gracias por brindarme la oportunidad y conocerles, y aprenderles, comprenderles, saberles…

A mis maravillosas mujeres.  

A mi madre -Sí..., no ha sido nada fácil, para mí, ser tu hijo. No ha sido nada fácil, para ti, ser mi madre y es para ti mi gratitud que va más allá de todas mis palabras, de todos mis sueños, de todos mis células-, a mis tías -Alexis, Marlene..., ¿qué puedo decirles?-, a mis cuñadas, a mis amigas, a mis compañeras de viaje, a mis enemigas -ellas…, saben quiénes son-, a mis queridas, a mis amadas, a mis amantes. Maestras todas de toda una vida.

A mis maravillosos hombres. 

A mi amado René –¿dónde puedo encontrar un ser como tú?, ¿dónde tú puedes encontrar un ser como yo? Somos, tú lo sabes, el día y la noche…, sólo el día puede entender a la noche, sólo la noche puede complementarse con el día y van 24 años, quién lo diría!!!-, mis hermanos -Roberto, Manuel Arturo, Juan Carlos, los hijos que no tuve y que un Gallego me regaló-, Mi sobrinoteahijado -Jotace, ese regalo de la vida-, a mi tío, a mis amigos, a mis compañeros de viaje. A mis enemigos -ellos…, saben quiénes son-, a mis queridos, a mis amados, a mis amantes. Maestros todos de toda una vida.

A todos ustedes, familia variopinta, hermanos putativos, de los otros y todos los afines. Gracias!!!

Pues yo..., Diego Alejandro, hijo de Diego Ramón y María de las Nieves, nieto de Abilia, José, Teolinda y Luis, que nací a las 4 de la tarde de un miércoles 24 de abril de 1963, les doy la gracias a todos, a toda esa gente que desde que mi mundo es mundo me ha acompañado. Gracias…, mil gracias, con todas y cada una de mis tripas, pues por ustedes soy lo que soy.

Gracias por darme tanto, gracias por darme poco.
Gracias por todo, gracias por nada
Gracias por nada, gracias por todo.