lunes, agosto 27, 2007

Crepuesculo

El tiempo pasa, su baile constante y sinfín no se detiene, juega con nosotros, nos trasforma, nos regala un espejo en donde, quizá, nos vemos. A veces, y a través de ese espejo, nos encontramos una cana, una arruga, un brillo distinto y comprendemos que eso es la vida. Un pintar constante, un descubrimiento íntimo, una introyección.

Pasa el tiempo y me veo, veo que éste árbol no tiene tronco, ni ramas que se extiendan en el aire, sino sólo raíces. Raíces que se sumergen, cada vez más y más, profundo en la maraña de mis recuerdos, entre mi memoria, entre mis evocaciones, entre las historias que sé, de las cosas que he oído, en mí.

Recuerdo, y agradezco ese regalo, leer un e-mail “Encontré algo que te viene como anillo al dedo…” y renací. Ahora éste árbol, antes seco y estéril, se cubre de flores, la brisa juega entre sus ramas y hasta algunos pájaros anidan en ellas.

Hoy hace 2 años escribí aquello de: “Viví siglos en mi particular Macondo, hasta que llegó una ráfaga de aire fresco y movió cimientos. Perdí entorno, giré hasta enloquecer, de repente miré claro, todo era igual pero distinto, y como Dios entendí que era yo quién creaba o/y destruía. Sonreí. Ahora estoy recolectando los frutos.”

Y en ello llegas tú, a leer lo inleible, a comentar mis letras, a ver mis tripas cuando me abro en canal, pasar por mis desvaríos, mis pequeñas y grandes locuras, mis confidencias, mis bajezas, mis cimas, mis tantas cosas. La vida es generosa amigos, es increíblemente generosa, me ha regalado saberte allí, me ha regalado tus palabras. Me ha regalado tu voz y tu sonrisa.

Gracias por hacer crecer, también, éste árbol con tu visita.

Todo lo mejor para Ustedes.

PS: Les dejo aquí las primeras líneas de mi próximo post, que pretendo publicar el 03 de septiembre. Ya era hora de disciplinarme en eso de la escritura:

“Yo..., entre tantos y otros yoes, me encontré, un buen día, un día cualquiera, con un Tú tan distintos a otros tantos túes.”

PS1: Ya estoy respondiendo tus comentarios, ya era hora.

PS2: Nota cursi a ritmo de "Onda Nueva"..., soy así no lo puedo evitar. Tomo de nuevo Aldemaro Romero y la voz de María Teresa Chacín. Me disculpas "Emperatriz"?


martes, agosto 07, 2007


A veces me pregunto si las cosas pasan por puro azar o somos producto de algo que ya desde mucho tiempo está escrito, decidido, colocado, puesto y sólo nos toca recitar nuestro texto y ya.

Nuestra vida está sujeta por pequeñas decisiones, tontas decisiones diarias y constantes. No me refiero a las grandes decisiones, -esas se toman solas-, me refiero a lo de: zapatos negros o marrones, pasta o arroz, agua o vino o cocacola. Cada tonta opción hace crecer, como mínimo, otras dos, fabricando un abanico constante de posibles posibilidades con lo cual nos cambia el horizonte. Para terminar diciendo, al pasar el tiempo y las palabras, viendo hacia atrás, “carajo…, quién lo diría”, completamente impresionados por el panorama.

Pensemos un momento. Vean él cómo están vestidos mientras me leen, piensen un momento cómo las cosas en su vida serían otras si hubieran vestido de otra forma, si hubieran tomado un café en la esquina o no, entrar a ver una película en éste cine o no.

A veces recuerdo al padre Arruza, allá en aquella Universidad caraqueña, cuando nos decía aquello de los futuribles, dejándonos con ese sabor a meditación estéril y sin poder conocer la verdadera verdad de todas las verdades.

Me niego pensar que todo está allí, escrito, editado y por publicar. Me niego pensar que soy una pieza más en el juego constante de la mecánica celeste, esperando que los dados de este extraño juego me favorezca y que haga lo que haga las cosas ya están decididas.

Hace unos días, una tarde de modorra y calor europeo, me puse a pasear por youtube, pasando de video en video. Descubriendo tantas realidades como personas existen y han existido en el mundo y, sin proponérmelo, me di de frente con parte de “Vale Tudo”. Una novela brasilera, los 1988, que causó furor en cuanto país se trasmitió. Fue inevitable y los engranajes de mi retorcida masa cerebral comenzó ha trabajar (?) haciendo extrañas sinapsis y relaciones libertina. Los recuerdos llegaron en torbellino y sin aviso ni protesto.

Por aquel entonces, 1989, yo vivía en unos de los dedos de la gran ciudad, estábamos recogiendo, mientras trabajábamos y estudiábamos, los pedazos de aquel juego “proyecto de pareja” que no llegó a buen puerto por la estupidez e inmadurez de ambas partes -ese es otro cuento y por ahora no viene al caso-. Lo cierto que yo también sucumbí, media Caracas Universitaria lo hacía, viendo a la magistral y maquiavélica criatura de Gilberto Braga y su exquisito personaje llamado Odette Roitman.

Bueno, para hacer el cuento corto, una de las cosas que siempre me ha impresionado de las producciones brasileras es su banda sonora, del cómo cada personaje tiene su cortina sonora y entre todas, en esa novela, la cortina entre Alfonso y Solange me hacía el alma cuadritos de mosaico romano antes de hacerse. A veces el tremolo, agudísimo, de los violines, en los primeros segundos, en algunas escenas, le hacían sonar como si fuera eterno, interminable, como con un millón de calderones, el sonido de mil gritos. En ello, yo sentía mis vísceras llegar al centro de la tierra, una bajada a caída libre por el pasillo de una eterna montaña rusa, cuando menos lo esperaba, sonaba el primer acorde de aquella guitarra y la vida volvía a fluir por mis venas.

Soy masoquista…, al terminar “Vale Tudo”, -por cierto no vi el capítulo final-, me empeñe en conocer el nombre del cantante y pasaron los meses. Ya mi “proyecto de pareja” se trasformó en una bonita amistad, casi de hermandad, y yo me paseaba, bueno paseaba a mi amiga Soledad, por las calles de Caracas.

Caían las hojas del almanaque de aquel agosto caraqueño de 1990, yo estrenaba sonrisa y dinero en la cartera. Me explico. En donde trabajaba, hubo un concurso de motivación entre el personal, la idea de la gerencia era aumentar la productividad y la calidad en el trabajo realizado. Desde que el mundo es mundo un incentivo económico hace milagro en todas las áreas. Pues, y para variar, yo trabajaba solo en la campaña de introducción de un detergente llevando con orgullo mi sobre nombre de “Cool Mc Cool”. Según mis compañeros, yo me metía en cuanto barrio “Clase E pa’bajo” que existía en la Caracas de entonces. Nadie quería trabajar conmigo, por lo peligroso que ello suponía. A todos ellos, en estudios anteriores, los habían atracado…, a mí nunca me atracaron, de allí lo de “Cool Mc Cool” pues supuestamente yo amo el peligro.

Lo cierto que yo gané el premio, unos mil dollares pa’mi solito. Y aquello, en aquella época, amigos míos, era dinero y mucho. Ese 16 de agosto yo me sentí Mc Pato, respirando todo el aire del Bulevar de Sabana Grande, riquísimo y hasta bonito. Teniendo en cuenta que era lo más parecido a una estampilla vista de perfil, lo de bonito aún sigue siendo una licencia literaria.

Caminando para tomar el metro en la Plaza Venezuela me topé con Orlando Aguilar –la voz más hermosa que he escuchado en vivo y directo cantando alguna aria de Puccini- y como yo sabía que trabajaba en “Etcétera” –la empresa que dobló “Vale Tudo” para Venezuela-, le pregunté por el tema de “Vale Tudo” y en dónde podría comprarlo.

-“Faz parte do meu show, el cantante es Cazuza y si no me equivoco allí, al frente, quedan 2 discos”.

Y lo encontré, y lo compré, y me sentí ULTRAFELIZ!!!

Seguí caminando para tomar el metro, ya eran las 18:30, ya me metía en las tripas de la Torre Previsora cuando decidí irme a tomarme una cerveza, a encontrarme con Cristina. Volví a comerme los pasos dados y salir de la Torre Previsora. Me fui en búsqueda de la Cristina y la encontré en el bar de siempre.

_Y eso…, qué haces por aquí.- Me preguntó Cristina al verme.

_Yo sabía que estabas por aquí.- Respondí.

_Eso es completamente imposible, pues hoy salí temprano del aeropuerto y hace sólo unos cuantos minutos yo decidí venir por aquí. Por cierto..., adivina quién, de repente, viene también”

_Pues, hoy es mi día de suerte.

Allí me volví a encontrar casualmente, por tercera vez en mi vida, con ese alguien especial. De entrada…, no se acordaba de mi nombre, comenzamos bien, pensé, y la cosa prometía. Esa noche hicimos bosquejos de utopías y planes sobre los vapores de las nubes. A las tantas nos despedimos, la noche se perdió y yo terminé quedándome en la casa de Cristina, ya era tarde para volver a casa.

En la casa de Cristina, a las tantas, coloqué a Cazuza y lloré, lloré.

Lo cierto que desde ese 16 de agosto, esa persona especial y yo tenemos 17 años juntos. Qué nos ha pasado en todos éstos años…, pues, de todo todo y hasta un poquito más -verdad Emperatriz-. desde hace tiempo ya no le tememos a los futuribles.


Y la historia sigue…

Aquí entre nos.

Todo lo mejor para Ustedes.

NOTA: Hace unos días tanto Doña Tongolele, Ña Güarry y Don RomRod –cada uno por su lado- me dieron un premio. Se los agradezco y más teniendo en cuenta lo inconstante que soy en eso de escribir y más lo de visitar.

Sencillamente, gracias.

PS: Dentro de poco pondré mis premios y hasta voy a comentar, por fin, los comentarios que Ustedes tengan a bien dejarme.